VENEZUELA

La política al servicio de la persona

Redacción

17/05/2012 - Intervenciones del tercer día del Happening 2012

Carlos Vecchio, dirigente de Voluntad Popular
Quiero comunicarles lo que para mí es la política como experiencia personal y relación con las personas. Esto lo he aprendido de mi padre, que era concejal de Caripe, Estado de Monagas. Recuerdo cómo a mi casa entraba y salía gente a todas horas para hablar con él. Siempre le veía entregado a las personas que acudían buscando ayuda. De él aprendí que la política es para servir a la gente y no servirse de la política para un interés individual.
Quisiera contar una experiencia que viví cuando fui candidato a la alcaldía de Chacao en el 2008. Estaba en el mercado saludando a los comerciantes, cuando se me acercó una mujer que me preguntó “¿Quién es tu papá?”. Y yo le pregunté por qué me hacia esta pregunta. Ella me dijo: “Cuando arrestaron a mi hermano, él fue el único que me escuchó y ayudó”. Es asombrosa esta actitud de servicio que tenía mi padre al hacer política.
Mi bisabuelo era un inmigrante italiano y era médico en Caripe. Yo aún conservo su tarjetón donde están escritos los precios de las consultas y al final de la lista dice: Para los pobres, gratis. De esto, he aprendido que la esencia de la política es el contacto directo con la gente, es atender a la gente en sus necesidades. De alguna manera, todos en la sociedad hacemos política, cada uno con su responsabilidad y a su nivel. Están las organizaciones sociales, las ONG, los gremios y los partidos. Todos tienen roles que desempeñar, diferentes pero igualmente importantes. Quien forma parte de un partido quiere alcanzar el poder para poder transformar el país, para encontrar soluciones a las necesidades de la gente, pero cada uno de nosotros puede y tiene que ser factor de transformación. Por eso creo que es fundamental no desgastarnos en lo que nos divide, sino trabajar a partir de lo que nos une, en la búsqueda de soluciones a los problemas que más nos aquejan: inseguridad, desempleo, salud, educación. Por eso, la política tiene que saber valorar todas las iniciativas que, partiendo de la sociedad civil, logran promover iniciativas que sepan responder a estas necesidades.

José Manuel Olivares, candidato a la Gobernación del Estado de Vargas
Yo no busqué a la política, la política me buscó a mí. Tengo 26 años y hace dos que me gradué como médico. Yo era presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina, y me desempeñaba procurando solucionar los problemas típicos de los estudiantes. En el 2007 el gobierno cerró a RCTV. En aquel momento entendimos que nos estaban arrebatando el país y surgió la necesidad de asumir un liderazgo mayor, que colaboró con la victoria del referendo sobre la reforma constitucional.
Me he dado cuenta de que si la medicina es una herramienta para servir a las personas, también la política lo es. El Estado de Vargas tiene los índices más altos en el país con respecto a la violencia, a los embarazos precoces, a VIH, a las prácticas de la santería y al desempleo. Es necesario recuperar la dignidad del ser humano, su calidad de vida, y es aquí donde está la esencia de la política como servicio a las personas.
Desde hace tres años venimos trabajando con la Fundación Manos para Vargas, que realiza actividades sociales en los ambientes más necesitados: hemos constituido siete Casas de los oficios, que procuran dar herramientas a las mujeres y capacitarlas para el trabajo; estamos llevando el cine para los niños en todos los barrios de Vargas; en dos semanas inauguraremos la Casa de la Salud, donde los más necesitados tendrán la posibilidad de ser atendidos por médicos que ofrecieron de manera gratuita unas horas semanales.
Es necesario que el político, una vez que ejerza su cargo público, comprenda que él es la persona que tiene más jefes: los electores. Aquellos electores que votaron por él y aquellos que no votaron por él. Está ahí para servir a todos, por ello no puede cerrarse a la relación con las personas y creerse superior a ellas. Lo que necesitamos no es un Estado que pretenda meterse en todo y controlarlo todo, sino un Estado que responda a los problemas, que ayude a quien más necesita y favorezca las iniciativas que surgen de la gente.

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