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VENEZUELA

Empresa y sociedad se encuentran

Redacción
16/05/2012 - Segundo encuentro en el Happening 2012

José María de Viana, asesor a la presidencia de Digitel
Cuando era estudiante de esta universidad siempre me preguntaba: “¿Cómo ser útil a los demás?”. En el 2007, siendo presidente de Movilnet, la experiencia que me marcó profundamente fue cuando logramos llevar el servicio de telefonía celular a Amazonas. En particular cuando encendimos la estación de comunicación en San Juan de Maniapare, un pueblo de población indígena. Gente que nunca había tenido comunicación comenzó a sentir que podía vencer la distancia, que podía comunicarse. Aquel día hicieron una fiesta impresionante y había que ver la cara de felicidad de aquella gente. En aquel pueblo esto trajo como consecuencia que se pudieron atender emergencias de salud de mejor manera, que se logró salvar vidas. La forma de promover la salud y la educación había cambiado. La comunicación significó para esta gente una mejora notable en su calidad de vida. Fueron muchas las dificultades que tuvimos que superar, pero lograr este éxito respondió a mi pregunta sobre cómo ser útil y esto ha sido asombroso.
Este éxito había comenzado ocho años antes a partir de un gran fracaso. En 1999 yo era presidente de Hidrocapital cuando el gobierno decidió despedirme. En dos horas tuve que dejar todo e irme. Fue un momento muy triste y duro. Un verdadero fracaso. Ahora había que volver a empezar, ya no como presidente sino como simple ingeniero. Ya no tenía que mandar, sino aprender a obedecer. Yo, que había trabajado siempre en el sector hídrico, tenía que aprender sobre telecomunicaciones. La fuerza para recomenzar, para no darme por vencido, la decisión del servicio y del amor, la aprendí en esta Universidad al calor de la experiencia cristiana en la espiritualidad ignaciana. Y esto me guía en la manera de trabajar. Aquí he aprendido que todos son importantes, aun el más pequeño, y que hay un Padre que me ama, que me sostiene, que me fortalece sobre todo en los momentos de oscuridad, de prueba, de fracaso. Es este amor del Padre la fuerza que nos sostiene y que hace posible vivir nuestra vida y nuestro trabajo como un servicio a los demás.

Hna. María del Carmen Pariente, Centro Santa Inés-Parque Social UCAB
Ante todo quiero confesar que me impactó mucho el lema que pusieron a este Happening, “Sólo el asombro conoce”. La razón es que nunca había logrado poner el nombre a la experiencia que estoy viviendo al acercarme a las personas que encuentro y ahora lo sé: “asombro”. Me asombra ver que las personas que encuentro te permiten asomarte a su interior cargado muchas veces de preocupaciones, dolor, luchas, decepciones y frustraciones. Me asombra ver cómo te abren la ventana y la puerta de su vida para que tú puedas entrar y acompañarlos. Me asombra presenciar sus luchas por mantenerse en pie. Me asombran las personas que comienzan y recomienzan una vez más su vida. Me asombran y me enseñan.
Cuando Bernardo me propuso asumir la tarea de acompañar a las personas que llegan al Centro de Salud Santa Inés me bastaron 48 horas para decirle que sí. Porque mi vocación, mi camino, mi historia, han sido marcados por el servicio y con esta propuesta se me ofrecía la ocasión de servir a las personas más necesitadas.
El Centro brinda consultas y apoyo a personas necesitadas de las zonas más humildes, a un país herido, deteriorado. Bernardo me dio una indicación muy precisa: “No dejes que nadie se vaya por falta de dinero, lo buscaremos como sea”. Esta indicación me guía como criterio para acercarme a cada persona que llega. En estos años he ido aprendiendo que no tengo que hablar mucho sino escuchar con el corazón, mirar a la gente a los ojos, meterme en sus zapatos para sintonizar cordialmente con ellos.
Dios en el libro del Génesis nos dice: “¿Qué has hecho de tu hermano?”. Yo no sé si lograré curar a cada persona que llega al Centro Santa Inés, pero ciertamente lo que deseo con toda mi alma es estar a su lado, acompañarla, sostenerla, servirla y amarla con todas mis fuerzas.

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