MÉXICO

Mis "encuentros"

Nunca antes como en esta ocasión tuvo tanto sentido el nombre para mí EncuentroDF en años anteriores me habían invitado a oír la propuesta cultural y he de confesar que aunque asistí en años anteriores, nuca lo tomé en serio, incluso en esta ocasión después de proponerme estar en todo el gesto de este año, el viernes que llegue me decía a mí misma: “¿qué haces aquí? deberías “aprovechar” el tiempo y estar en un curso o capacitación relacionada a tu actividad diaria, algo que te sirva para tu ejercicio profesional y que te genere un plus en tu carrera”, tratando de alejar este pensamiento me enfoqué en tomar en serio este momento y esta posición me introdujo a algo diferente, me llevó a tener un verdadero encuentro: Me encontré con Jéröme Lejeune ilustre doctor y científico que descubre la causa del síndrome de Down y que aunque le costara el Premio Nobel promovió la defesa de la dignidad de la personas con este síndrome. Digno personaje histórico que merece leerlo y releerlo y de quien se tiene mucho que aprender. Me encontré con “Las Patronas” y Karina Aguilar ilustre embajadora de las hazañas de estas grandes mujeres que dan de comer a los indocumentados del tren conocido como la “Bestia” su relato del porqué de su actuar, su historia y su sentido de ayuda, me hace reflexionar que es lo que hoy yo hago por las demás personas. Me encontré con Luis Soto director del Ministerio Hispano en la Arquidiócesis de Denver, nos compartió, como el trabajo de los hispanos católicos permea en la sociedad americana dándole una dignidad y respaldo al trabajo comunitario, haciéndome ver lo diferente que es ejercer tus creencias cuando te encuentras en un país distinto al tuyo y ser tan vulnerable por ser indocumentado. Me encontré con Leonardo Curzio, analista político conductor en radio y televisión aunque para mí no fuera nuevo oírlo me dio esperanza en el recuento de sus 8 puntos de trasformación para México.
En fin por esto y más mi reflexión me hace llegar como conclusión que un encuentro se hace grande en la medida que uno se pone en primera persona y deja entrar algo nuevo, que escuchando grandes historias de ayer y hoy me provoca salir de mi misma para ir al encuentro de los demás y que tomando en serio las experiencias y vivencias de estos grandes hombres me motiva a tener una mirada seria conmigo y exigirme hacer hoy un mejor trabajo humano con lo que me toca vivir. Quedo en espera impaciente de lo que serán mis encuentros para el año próximo.
Gloria Landa