Participar en Encuentro DF significó un movimiento de salida. Salir del egoísmo en que a veces se vive casi sin darse cuenta y descubrirse en búsqueda, en camino. ¿Por qué apremió participar? ¿Por qué la invitación no la guardé para mí sola? No es común encontrarse lugares donde se agudice una forma de mirar lo humano de manera tan sublime y bella como en EncuentroDF. Es difícil encontrar espacios donde se reflexionen los problemas que vivimos como sociedad y se profundice en ellos con responsabilidad y compromiso; abriendo el diálogo, manteniéndolo abierto, sin agotarlo. Más aún, hablar de temas polémicos y de sus posibles causas sin descalificaciones, sin intereses partidistas o que busquen un interés distinto que la propia humanidad o la búsqueda del bien común.
La muestra, las conferencias, los paneles de diálogo, los videos, etc., despertaron las preguntas. Conduce a mirar lo que nos ha sucedido y lo que acontece en el presente con esperanza. ¿Por qué permite regresar a casa mejor? ¿Qué cambió? Salir de uno mismo y encontrarse con una compañía de amigos verdaderos permite comprenderse más a uno mismo y la realidad que le rodea. Amigo es aquel que ayuda a caminar al destino, como hemos aprendido. Encontrar un lugar así enriquece a la persona. La hace ser más ella misma. Los problemas y los desafíos se viven distintos cuando son mirados en movimiento de salida que cuando se viven desde el egoísmo. Invitan a construir el bien común desde el corazón o la conciencia de la persona que es donde se genera el verdadero cambio. Se verifica eso que escuchamos en la conferencia magistral, que a mi parecer sintetiza la actitud principal ante la realidad y sus desafíos: “los problemas no se resuelven directamente sino profundizando la naturaleza del sujeto que los afronta”.
Encuentro DF es un lugar donde se puede encontrar la belleza del encuentro y donde la amistad verdadera crece.
María Rosa Cantú
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