CHILE

¿Cuándo un amor es verdadero?

Marco Sampognaro

27/01/2014

“Habría sido bonito estar toda la noche con aquellos chicos”. Dos sacerdotes viajan en un viejo Volkswagen Bora por la tangencial de Santiago y van comentando el encuentro que acaban de tener con un grupo de estudiantes de Secundaria en la capital chilena. Ambos están maravillados por cómo ha volado el tiempo, y también agradecidos por lo que acaban de escuchar: relatos de vidas jóvenes cambiadas por un encuentro, o deseosas de cambiar, o dispuestas a mostrar sus heridas, para que puedan ser atendidas en ese hospital de campaña (copyright de Bergoglio) que es la Iglesia.

“Recordamos que a las 18 es la asamblea con Julián de La Morena (responsable de CL en América Latina, ndr)”, decía, más o menos, el mail. “Se trabajará sobre el artículo“Testimoniar la fe”de Carrón. Preparar testimonios de experiencias y preguntas”. Los chavales llegan con sus apuntes. Pero la primera pregunta directa la hace Julián: “¿Qué es la fe?”. Respuestas vagas. Empiezan entonces los ejemplos: “Pensemos en un cristal que nos permite verlo todo, una ventana en una sala cerrada”. Los chicos escuchan.
Otro ejemplo: la madre. “Lo más cercano a la fe es la confianza; nosotros nos fiamos de nuestra madre, confiamos en ella... pensemos cómo sería la vida si del mismo modo nos confiásemos a alguien más grande que es el significado del universo”. Y otra vez: “Si tenemos un día triste, eso no afecta a lo mucho que queremos a nuestra madre, de hecho aumenta el deseo de ser abrazados por ella”.
Pero el tema de la relación con los padres provoca una reacción en cadena. “Mi padre es un cobarde, ¿cómo puedo mirarle con amor?”. “Miremos al Papa Francisco”, dice Julián. Y cuenta un episodio de la Jornada Mundial de la Juventud en Río: pasa en el papamóvil, le acercan a un niño y ambos se miran a los ojos por un momento. Francisco pregunta: “¿Qué quieres?”; el pequeño responde: “Quiero ser como tú”. Conclusión: “Lo normal es reprochar al otro porque no es como nosotros queremos. En cambio, cuando nos encontramos con alguien que es verdaderamente él mismo, que es como debe ser, todo cambia a su alrededor”.
Como confirmación basta con escuchar a Camilo, de Puente Alto. Su testimonio deja a todos sin aliento: “He sufrido mucho por la ausencia de mi padre, alcoholizado. Después de encontrar esta amistad cristiana, nació en mí el deseo de reconciliarme con él. Fui a verle y después, comiendo con mi madre y mis hermanos, les dije que mi padre y yo estábamos unidos por el mismo deseo infinito de felicidad, sólo que yo había encontrarlo algo que podía llenarlo. Ese día sorprendí en mí una gran simpatía hacia mi padre. Ahora quiero ofrecerle mi amistad, y ese abrazo que me abraza a mí también”.
Con Byron resuena la palabra “vocación”, descubrimiento del camino hacia la felicidad: “Leyendo los signos, tomando las cosas en serio, contemplando la pasión de ciertos profesores”. Y luego los del “grupo Dante”: chicos del instituto que, guiados por una joven profesora de Filosofía, se reúnen fuera del horario escolar para leer y comentar la Divina Comedia. Felipe narra cómo se dio cuenta de que “todo el Paraíso se había movido por él”, y que la vida es un camino compartido hacia ese paraíso. Y Gonzalo pregunta a Julián: “¿Cómo se reconoce que un amor es verdadero?”. Julián le devuelve el desafío: “El amor que tú buscas, y que busco yo, está dentro de otro amor”.
Pero es también un amor libre: no podemos transmitir la fe “con un embudo por el que traspasar nuestras palabras”. Ni organizar encuentros en los que “los que tienen novia explican a los que no la tienen lo hermoso que es el noviazgo”. La fe sólo se puede vivir, y viviéndola se transmitirá.
Marco Aleo, uno de los sacerdotes que guían el grupo de bachilleres, está conmovido y contento. “Conmovido por la obra de Dios en estos chicos. Contento porque con ellos se rehace siempre el camino de la fe: estando con los jóvenes uno se hace joven. Cuando veo a estos chicos, comprendo que vale la pena. Esta belleza lo merece todo”. Y dan ganas de quedarse, cuando se hace de noche.

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