Va al contenido

PUERTO RICO

«El miedo que han creado los terroristas es su principal arma. La nuestra es ser felices»

Milly M. Vega Pérez
28/01/2016
De izquierda a derecha, Padre Ricardo Roig, Monseñor Nona <br>y Monseñor Roberto González, arzobispo de San Juan, Puerto Rico.
De izquierda a derecha, Padre Ricardo Roig, Monseñor Nona
y Monseñor Roberto González, arzobispo de San Juan, Puerto Rico.

Renunciar a la fe cristiana, pagar impuestos al Estado Islámico, que en realidad significa perder derechos básicos, abandonar “la tierra del islam” o morir decapitado. Esa disyuntiva la vivió, junto a miles de cristianos, Monseñor Amel Nona, arzobispo católico-caldeo de Mosul, en Iraq, cuando para salvar su vida de los combatientes del Estado Islámico, huyó del lugar en 2014, al rechazar la fe que el grupo promueve.
El religioso visitó la isla de Puerto Rico y participó en el encuentro “Tu gracia vale más que la vida”, convocado por el Movimiento Comunión y Liberación y Cáritas de Puerto Rico.

La vida tras la invasión
Monseñor Nona explicó que, al llegar la guerrilla en 2014, los cristianos de Mosul abandonaron sus casas, trabajos y propiedades y se refugiaron en campos de emergencias, pero mantuvieron la riqueza de su fe, ya que consideran más importante entregar a sus hijos un testimonio que bienes materiales. «Jamás pensamos que era mejor abandonar nuestra fe. Nuestra gente, ellos seguramente sienten dolor por lo que han dejado, pero son felices porque su fe se ha mantenido», aseguró el arzobispo.
La fe es un elemento de identidad fundamental en Oriente Medio, agregó. Concretamente, los cristianos llegaron a Iraq en la primera mitad del siglo I y su patrón es Santo Tomás, quien pasó por el lugar de camino a la India.

Su conversación con los guerrilleros
Contó Monseñor Nona que el Estado Islámico capturó a dos religiosas de su diócesis. Después de 17 días, una de ellas consiguió llamarlo y le comunicó con quien denominaban “el príncipe” del grupo. Este le dio a escoger entre cuatro alternativas, decidió marcharse. Entonces, los guerrilleros liberaron a las religiosas y dejaron que él y los cristianos que quedaban en el lugar se fueran.
«El Estado Islámico quiere que todo el mundo se convierta al islam. Para ellos es un mandato de Dios y lo hacen por la fuerza. El miedo que han creado los terroristas es su principal arma. La nuestra es ser felices. La vida del hombre no puede ser verdadera vida sin fe. Cuando aumenta el mal, no nos abandona la gracia. Donde está el mal, Dios se revela con más fuerza», detalló el también doctor en antropología teológica.

Presente y futuro de los cristianos
Aunque Monseñor Nona afirmó que regresaría a Iraq con alegría, ve este escenario imposible para los cristianos por dos razones: ya no existe la diócesis de Mosul y, al ellos irse del lugar, perdieron todas sus posesiones.
Ahora es obispo de la diócesis caldea de Santo Tomás de Australia y Nueva Zelanda. «Lo que más sirve para vencer al terrorismo islámico es que exista gente que viva su fe con alegría. ¿Cómo pueden ayudar ustedes (los occidentales) que viven lejos? Viviendo su fe, siendo cristianos convencidos y alegres. Nos ayuda saber que en el mundo existen cristianos así. El mundo necesita ahora más de los cristianos que en cualquier otro momento de la historia», puntualizó el religioso.

Otras noticias

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página