Queridos amigos, no hay nada más hermoso que ser padres, esa es la manifestación de la misericordia de Dios. Qué alegría volver a casa por la noche y encontrar una cartita en la mesa de parte de una de tus hijas, en este caso la mayor.
Para: papá Aldo
De: Ana Liz
Papá, te quiero decir que vos fuiste el que me recogió y me diste un techo para vivir, y te doy las gracias por todo, lo que hiciste por mí y por todas. Nunca tuve un papá como vos que nos das un consejo para nuestra vida, y para los demás. Yo nunca tuve la gracia de conocer a mi papá, vine a este hogar y te conocí, y nunca imaginé que pudieras ser un gran papá para mí.
TE QUIERO MUCHO
Que Dios y la Virgen de acompañe y te bendiga. Gracias por todo, papá.
Amigos, ver a una chica de 16 años que ha sufrido todo tipo de violencia desde pequeña mirándome como a un papá, para mí es verdaderamente el signo de una ternura divina hacia mi persona. Vive con nosotros desde hace cinco años. No olvidemos lo que decía Pavese: «cualquier violencia (también en las relaciones clericales o en el modo de tratarse en la familia) nace de la falta de ternura».
Pienso en cómo el Papa Francisco nos miró a Paolino y a mí a los ojos mientras nos estrechaba las manos, y se me hace más luminoso aún el camino que recorremos en este pequeño rincón de paraíso (aunque sea un valle de lágrimas) que es la Fundación San Rafael. También hoy un chico de 14 años y un joven de 26 han llegado al Paraíso. A Giorgio (26) le dije unas horas antes de morir: «Salúdame a Jesús y a la Virgen, y diles que me ayuden». ¡Qué libertad nace de esta amistad con el que está frente a la muerte!
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