Como si de un huracán se tratase nuestros amigos Cleuza Ramos y Marcos Zerbini, el padre Aldo y el padre Julián de la Morena pasaron por México en los días 13, 14 y 15 del pasado mes de noviembre. El acto público en el auditorio de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de México (UNAM), bajo el lema “EL DESARROLLO NACE DE LA PERSONA”, y la participación en la Asamblea Nacional de Responsables de México, en Tepoztlán, fueron los dos momentos más significativos de su visita?
¡Vale la pena!
Viernes, fin de semana, día 13 pago de quincena para todos, puente largo (se deja de trabajar y se ‘huye’ de la ciudad de México), 18:00 hrs, hora de tráfico congestionado; imposible acudir o hacer una cita en estas circunstancias. Sin embargo un grupo de amigos de Comité de Encuentros Universitarios y Educativos han lanzado unos bellos carteles, invitaciones por escrito, email y personales a todo público para una ¡cita en la UNAM!, en Ciudad Universitaria, para este día; un encuentro, una plática con los fundadores y dirigentes de la Asociación de Trabajadores Sin Tierra de la ciudad de São Paulo, Brasil. Los dirigentes sociales comentarán su experiencia en la creación, desarrollo y maduración de una de las asociaciones con mayor incidencia social en Brasil.
La pregunta es evidente: ¿quiénes son Cleuza Ramos y Marcos Zerbini?, ¿por qué en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en Ciudad Universitaria? Es un título sugestivo el de su plática: “El desarrollo nace de la persona” dicen algunos universitarios de la Facultad. Para aquellos que ya los conocen a través de Huellas, la respuesta es rápida y hacer 10 ó más horas de viaje en una combi no tan confortable regresando el mismo día no es un impedimento. “¡Vale la pena!”, dicen los grupos de Oaxaca, Coatzacoalcos, Campeche, Monterrey, Aguascalientes y demás ciudades de toda la República Mexicana.
Poco a poco se comienza a reunir el público frente del Auditorio de la Facultad, rostros desconocidos y conocidos entre ellos; muchos con sus mochilas a la espalda, jóvenes universitarios que esperan se abran las puertas. A la hora exacta personal del sindicato de trabajadores permiten la entrada En unos cuantos minutos el auditorio de 300 personas está lleno, no hay una butaca vacía. El tráfico y demás no fue impedimento de este encuentro. Edecanes sonrientes recibían a las personas, amigos del movimiento de CL de Ciudad de México habían trabajado con luces y sonido, de tal manera que todo estaba cuidado con amor y entrega.
Una presencia que cambia
Unos minutos más y el Dr. Fernando Pliego Carrasco, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, presenta a Marcos Zerbini, diputado del Parlamento del Estado de São Pauloy ex-concejal del Municipio de Sao Paulo durante dos períodos, y a Cleuza Ramos, Presidenta de la Asociación de Trabajadores Sin Tierra, movimiento social fundado en 1986 que ha respondido a las necesidades de vivienda, educación, salud, de más de 100 mil personas de las zonas más pobres de la ciudad.
Marcos Zerbini comienza a hablar, a contar sencillamente su historia, y el público en general comienza a percibir, a darse cuenta que está frente a una presencia, frente a una novedad absoluta; sus palabras no eran un discurso preparado, lleno de ideología, eran palabras vivas, cargadas de experiencia; transmitía en cada una de ellas la certeza de palabras no escuchadas antes en ese recinto. “Con Carrón aprendo a no dejar morir mi yo en un mundo político”, y con gran seguridad continúa afirmando que “todo proyecto social es ideología si en el centro no está la persona”
Cleuza con su voz franca y decidida señaló: "He cambiado la ideología que me estuvo esclavizando por veinte años por una certeza que en el movimiento de comunión y liberación he encontrado; la certeza de que Cristo es el que carga con los problemas yo sólo acompaño a que cada quién pueda encontrar a Aquél que me ha dado paz y de lo único que soy responsable es de mi SÍ a Cristo y no de resolverle los problemas a la gente”.
Frente a una pregunta escrita del público sobre cómo ayudan a los demás, qué hacen para aliviar los males o las necesidades de los que lo piden, responden: “el primer paso es preocuparse por el destino de las personas, de compartir sus necesidades, es vivir una amistad” y agregó Cleuza: “lo que salvó mi vida es darme cuenta que necesito aprender siempre.”
Otra respuesta explosiva de novedad y vida a un público que incansablemente preguntaba, fue cuando Marcos afirmó: “el problema no es el catolicismo, el problema es que hay pocas personas apasionadas por Cristo que sean capaces de vivir donándose a los demás", y levantándose de su asiento dijo: “aquí entre nosotros está mi amigo el Padre Aldo de Paraguay que da su vida entera por los enfermos terminales ya que él sabe que la resurrección es la victoria sobre la muerte”. Continuó diciendo: "el problema no es que la Iglesia sea progresista o conservadora sino respetar a las personas, desear su felicidad".
Protagonistas, no dependientes
¿Cuál es la diferencia de esta asociación con otras? Marco y Cleuza tienen un objetivo más grande porque más que la tierra, más que la casa, la gente necesita de una compañía y esta compañía es Cristo Resucitado. Estas palabras resonaron fuertemente en el ambiente silencioso, lleno de asombro y agradecimiento delante de lo que se escuchaba.
Frases que correspondían al corazón llegaban al público que en un momento gritó: “¡Bravo!” e interrumpía con el aplauso. La experiencia sustituía a la ideología afirmaban constantemente con sus voces y gestos el matrimonio Zerbini: "cambié la ideología por una certeza", "ahora festejo lo que logramos mas ya no lloro por lo que no logramos", "solo la certeza de quien hace las cosas es lo que me da la energía".
En un contexto social como el de México escuchar decir a dos líderes sociales: "ayudar a que las personas sean protagonistas no a que sean dependientes”, "lo importante es tener preocupación por las personas", "conocer sus necesidades, compartir las dificultades, caminando con ellos buscando soluciones", evidentemente es una novedad que permite introducir preguntas referentes a la vida, a la vida cotidiana.
Llamaba constantemente la atención que en el ambiente de la UNAM estuvieran hablando personas de hechos sociales contundentes con esa determinación alegre, utilizando palabras como destino, experiencia, juicio, método y Cristo. El ideal de universalidad de la máxima casa de estudios de México quedaba iluminado por la experiencia de nuestros amigos brasileños.“Podemos tener muchas ideologías, muchas formas de pensar o muchas diferencias, pero nuestro corazón es el mismo”. Y esto es verdad, comentaban dos jovencitas que no dejaban de tomar apuntes.
La luna estaba hermosa, iluminaba los jardines de la Facultad de Ciencias Políticas en la Ciudad Universitaria (CU), era cómplice para muchos amigos que se resistían a retirarse y deseaban platicar entre ellos esta experiencia sorprendente, reveladora, iniciadora que habían visto y escuchado en la UNAM de dos que con lo que cuentan es con su sí a Cristo y que invitan a “convertirnos en protagonista de nuestra propia vida”.
Con los ojos de niño
Al día siguiente, recorrimos en camioneta 71 km del sur de México rumbo a Tepoztlán, a la Asamblea tan esperada de responsables de México. Éramos cinco amigos que ‘nos tocó’ vivir unas horas con el P. Aldo; no se quiso sentar adelante, él quería estar en medio “para poder conocernos a todos”. Bastaron unos cuantos minutos para darnos cuenta de que estábamos enfrente de un amigo, de un testigo de Otro, de uno que sigue a Carrón y ama su amistad con Cleuza, Marcos y P. Julián; de un hombre con corazón y ojos de niño con un deseo infinito de saber, de preguntarnos y señalarnos sobre la belleza del lugar, de la historia de México, de la UNAM, donde todas sus palabras nos remitían a su gran pasión: Cristo. Mientras pasábamos cerca de las laderas de la Sierra del Chichináutzin, frente a esas montañas exclamó con sus ojos muy abiertos: “¡Yo soy Tú que me haces!”
A las 11:00 am nos reunimos los 78 responsables en el salón que nos esperaba, arreglado con un gran amor por los amigos de la secretaría. Teníamos enfrente a Cleuza, Marcos, P Aldo, P Julián, P Javier; nuestros corazones latían a un ritmo más que rápido ya que para muchos era -como decía el gran cartel: “Lo que debería brillar en nuestra mirada todos los días”- la presencia de testigos que nos ayudan a amar más a Cristo, a vivir la experiencia de El a través de nuestra amistad.
El padre Javier de Haro inicia con una pregunta que nos ayuda a estar más presentes “¿quién eres Tú, oh Cristo, que tienes piedad de mi nada?”, “Cristo nos dice: ¿Quién soy yo para ti?”. Y nos recuerda lo que es una Asamblea: “un diálogo de padre a hijo, de amigo a amigo”,“de poner una pregunta como deseo, cómo uno crece con esta experiencia”.
El padre Julián de la Morena con gran emoción nos comparte que: "la ideología tiene nostalgia de la experiencia. Es tan evidente que cuando una experiencia es verdadera, la ideología se rinde ante ella”. “Me doy cuenta cada vez más que el cristianismo es toda una propuesta educativa completa para la realización del hombre, exaltando nuestra humanidad”.
El padre Aldo nos dice su experiencia frente a la Morenita del Tepeyac –la Virgen de Guadalupe-: “lo único que le pido al Señor es que no cierre la herida que tengo porque en el momento en que la cierre ya no me conmoveré de todo como me conmuevo ahora: del movimiento franciscano, dominico, en México, de escuchar que somos primero guadalupanos y luego mexicanos, de ver a las personas arrastrándose en la Villa, mirando una Presencia, porque ese ha sido el camino que yo he hecho, arrastrarme en la realidad”.
Marcos, que ya hemos conocido el día anterior, nos habla con gran paciencia y amor frente a las preguntas que le hacemos: "siempre sabemos lo que nuestro corazón desea, lo que pasa es que no siempre estamos dispuestos a pagar el precio. Nos da miedo el precio que se paga, pero vale la pena pagarlo porque con ello vienen mil cosas grandes para uno. La clave no es interpretar a Carrón o a don Giussani sino hacer una experiencia. La clave es juzgar la propia experiencia, aprender de nuestra experiencia”.
Cleuza nos habla del encuentro con Carrón: “El movimiento me ayuda a dar la medida justa a cada problema. Si a Jesús, Dios no le ahorró su Cruz, a mí tampoco. Cada problema tiene un tamaño, no inmenso, si Cristo está en el centro de mi vida. Nunca el problema es mayor que Cristo, nunca el problema es mayor que yo”. “El encuentro con Carrón me ayuda a afrontar mi día que es muy pesado. Sus palabras me ayudan a mí y al otro que me busca en el día”. “Seguir a Cristo es seguir a una persona de carne y hueso. Si no sigues a alguien de carne y hueso sigues a una idea”.
Durante la Eucaristía, en la capilla con vidrios que dejan ver la imponente figura del cerro del Tepozteco, brota la petición frente a la Presencia de Jesús Resucitado con estos testigos que Él mismo nos ha dado: ¿Que hacer para que yo renazca de nuevo? Basta querer aprender todo de nuevo. Al nuevo y al viejo no se le ahorra nada.
El regreso a casa, desde una hora hasta más de doce, se hace breve en cada uno de los responsables porque en nuestra mirada brilla la certeza de un nuevo inicio.
Más información en Box UNAM. “Por mi raza hablará el espíritu”
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