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ECUADOR

¿Cuál es el verdadero diálogo?

CL Ecuador
27/10/2015

Los últimos hechos acontecidos en nuestro país con respecto a las manifestaciones desarrolladas desde hace meses por parte de distintos sectores sociales, ponen en evidencia el descontento de una parte de la población y la incapacidad de los distintos actores para realizar un verdadero diálogo que sirva para la construcción de un Ecuador más justo, en donde la libertad y la responsabilidad de cada uno sean puestas en juego.

No obstante los recientes esfuerzos realizados en el país para intentar abrir espacios de diálogo, surge la pregunta: «¿cómo podemos salir de una situación en la que cada uno parece defender su punto de vista, una situación en la que a veces se contrapone un muro contra otro muro y en la que no logramos juntarnos para construir y caminar por un objetivo común?».

Esta situación es parte del mismo drama que muchas veces experimentamos en la familia, con nuestros vecinos, o con el compañero de trabajo, cuando se introduce un descontento general en las relaciones porque cada uno piensa diferente, y parece que la única alternativa sea convencer al otro, dando paso muchas veces al uso de la violencia, en cualquiera de sus formas, para imponer nuestras ideas, causando daño a la persona y a la sociedad, llegando hasta el “descarte” del otro.

El Papa Francisco, en su visita a Ecuador, nos ha ayudado a entender por qué es tan importante el diálogo en cualquier ámbito humano, social y político. En su discurso a la sociedad civil en la iglesia de San Francisco de Quito nos dijo: «asumir que nuestra oración no es necesariamente la única legítima es un sano ejercicio de humildad. Al reconocer lo bueno que hay en los demás, incluso con sus limitaciones, vemos la riqueza que entraña la diversidad y el valor de la complementariedad. El diálogo es necesario, es fundamental para llegar a la verdad, que no puede ser impuesta, sino buscada con sinceridad y espíritu crítico».

Las palabras del Papa, conjuntamente con las sugerencias de nuestros obispos en su comunicado del 20 de agosto de 2015 nos ayudan a entender lo siguiente:
- No se puede salir de esta situación si es diálogo no es una escucha verdadera de la postura del otro, aunque sea discordante. Debemos tender a un diálogo “sin exclusiones”.
- No existe un diálogo verdadero si no se reconoce que el otro es un bien para mí, alguien con quien puedo caminar, y no un obstáculo para mi camino.
- Una convicción verdadera no puede ser impuesta, porque la verdad es incluyente. Verdad y acogida no pueden estar separadas.
- El diálogo, cuando es verdadero, no nace de la comunicación de una idea, sino que nace de la comunicación de una experiencia personal, y nos impulsa a vivir seriamente y hasta el fondo todas las circunstancias.

El mismo Papa Francisco nos ha mostrado desde el inicio de su Magisterio, y con su propia experiencia, cómo es posible construir puentes a partir del diálogo sincero con el otro.

En este momento de confusión, ¿cómo podemos ayudar a construir una sociedad mejor? Partiendo de la experiencia vivida en las relaciones cotidianas, nos preguntamos: ¿es posible un encuentro real entre los hombres, en donde las diferencias y los otros no sean un obstáculo; sino una riqueza para el descubrimiento de nosotros mismos y del sentido de las cosas?

Cristo ha venido al mundo y permanece en la historia a través de su Iglesia, no para defender ciertos valores y comportamientos, sino más bien para que sea posible una experiencia de la vida como “encuentro”, en donde nada es extraño y nadie es un enemigo, como nos lo testimonian con su vida personas como el Papa Francisco y muchos de nuestros hermanos cristianos perseguidos en Medio Oriente.

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Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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