El 3 y 4 de noviembre se celebró en Villavicencio la tercera edición de Encuentros Villavicencio: un festival cultural y familiar en el corazón de la Orinoquía colombiana. Mi participación en este gesto, propuesto por los amigos de CL de esta región, se ha dado en las tres versiones, desarrollando el diseño de las piezas gráficas y parte de la producción del material impreso a utilizar. Sin embargo, y debido a factores de tiempo y logística, este año debí – correr – con los diseños y la impresión en poco tiempo, cosa que generó en mi un malestar y la pregunta constante de – para qué – hago este trabajo; todo esto con la dualidad que generaba en mí el nombre del encuentro de este año: “El trabajo, expresión creativa del hombre libre”. Era tal mi pesadez que había llegado a pensar no viajar a Villavicencio, pues vivo en Bogotá. Sin embargo, acompañada por los amigos y haciendo el trabajo personal que representaba no dejar de lado la pregunta, retomé la experiencia que había significado participar el año anterior en la segunda edición de Encuentros; allí, valga la redundancia, encontré las razones para pertenecer de nuevo y decidí dar mi sí.
Fueron dos días de Encuentros que me han dejado los pies cansados y el corazón contento (como dijo Carmencita, la amiga de CL en Villavicencio durante su intervención el último día de Encuentros 2012), pero he aprendido que el camino a la verdad no se recorre con los pies sino con el corazón.
De inicio a fin, Encuentros 2012 ha sido de las cosas más verdaderas que mi limitada conciencia ha logrado apreciar. La muestra del Campanario de Giotto: que en mi camino me ayuda a mirar los sacramentos como el acto donde Dios se hace uno con el hombre; los recitales de música y danza llanera: donde personas trabajan y se esfuerzan por un deseo tan infinito como el mío; la presentación del documental de los viajeros del ganado: lleno de historias, tradición, cantos, anécdotas y vida; los niños: que desbordaron de creatividad todas las actividades que estaban preparadas para ellos, además de ser este un punto de diversión, amistad y educación; los voluntarios: quienes movidos por Algo más grande ofrecieron todo su empeño y fuerza hasta el final de cada jornada; los visitantes: que asombrados me preguntaban por los cantos de la Misa, quiénes éramos y otros por saber más de las actividades que se desarrollaban; las familias: sobre todo la familia Pardo, quienes nos regalaron todo su talento a través de los cantos, incluso llegando a poner su propia vida frente a nosotros; y finalmente, los amigos: que a pesar de mis objeciones, caminan conmigo y que gracias a este Encuentro, han ayudado a que yo tenga los pies cansados y el corazón contento. Así desearía estar todos los días de mi vida, así como he podido vivir estos días de regreso a Bogotá, y frente al trabajo, la dualidad de hace unos días se ha convertido en certeza.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón