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CHILE

Mirar es celebrar lo que existe

Bolívar Aguayo
17/11/2014 - Encuentro Santiago

Primera edición del evento bajo el lema: «Las fuerzas que mueven la historia son las mismas que mueven el corazón del hombre». En Santiago, la semilla de un pueblo que construye. Han hecho bien los jóvenes publicistas de ES en reproducir en los manifiestos la figura de la Virgen del Cerro San Cristóbal protegiendo la ciudad.

ES es una feria cultural, instalada por primera vez, en el Campus Lo Contador de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, un espacio de diálogo donde aprender a mirar las cosas, donde «comunicar gratuitamente lo que se ha recibido gratuitamente». Las diversas citas, desde la muestra sobre Gaudí y La Sagrada Familia hasta los temas de mayor actualidad como Educación, trabajo y empresa se descubren en diálogo con la representación teatral de la obra de Eliot, Coros de la roca, y los conciertos de canto, así como la presentación del libro de don Giussani Por qué la Iglesia.
La presentación de la muestra Moved by Beauty sobre la Sagrada Familia corre a cargo de Chiara Curti, asistente del arquitecto jefe del templo barcelonés. Es el acto que inaugura ES. Los asistentes, en su gran mayoría son jóvenes estudiantes de arquitectura, quedan sorprendidos de la genialidad de un famoso como desconocido Gaudí.
El viernes a las 20:30 en la casa central de la UC se presenta el libro de Giussani sobre el misterio de la Iglesia. El sábado en la mañana, segundo encuentro sobre Gaudí, esta vez en compañía de Diego Giordani que también llega desde Barcelona.
Los encuentros se suceden unos detrás de otros, hay espacio justo para comer algo, saludar a los amigos recién llegados y desplazarse a la próxima cita. Una intensa oferta para tan solo tres días desafía nuestros hábitos de «fin de semana para la familia» o bien el consabido «como máximo un solo encuentro». Realmente este menú cultural va contracorriente.

No nos dejéis robar la escuela… La educación está en la agenda del país, con una reforma en el Congreso ad portas que ha polarizado al país. ¿Qué se pretende alcanzar? Una sociedad más equitativa e igualitaria para todos, a través de una ley que elimine el lucro, impida cualquier forma de selección de alumnos y no permita que los padres aporten económicamente a las escuelas. Un proyecto que ha encontrado resistencia en gran parte de la ciudadanía. En este contexto, un grupo de educadores que ya había lanzado el manifiesto «No nos dejemos robar el amor por la escuela» (Papa Francisco), a 18:30 del sábado, aborda el tema: «En la sociedad de la equidad, ¿quién educa?». El salón está repleto, con mucha gente de pie expectante.
Anna Frigerio, del Instituto Sacro Cuore de Milán, afirma que hoy solo es posible educar si se comunica una experiencia. Así crece la certeza de un vínculo con el otro que es significativo para mí, ya sea alumno o amigo. Su cálida voz se vuelve firme cuando sostiene que para ella ha sido una verdadera revolución descubrir y experimentar que educar significa desafiar la razón de los alumnos a través de todo lo que acontece. Puede educar –concluye– solo quien es testigo del camino del otro.
María Luisa Vial, 83 años, educadora de gran carisma, escritora y fundadora de obras educativas se plantea ¿cómo despertar un interés real en otros? ¡Esta es la clave de la educación! Mirar es celebrar lo que existe, la verdadera actitud del educador que imita a Dios. Educar es amar un bien arduo, por eso hay que sufrir para educar. El secreto de la educación está en ¡amar a los profesores! Pocos en Chile tienen tanta autoridad para hablar así.
Mariana Aylwin, ex ministra de Educación, directora de una corporación educacional, investigadora, interviene por videoconferencia. Ha debido viajar, pero no ha querido faltar a la cita: en el centro de la educación están las personas, no las estructuras. A esta reforma le ha faltado poner el acento en los profesores, los alumnos y los padres. Se ha querido dibujar una educación en una página en blanco, como si Chile no fuera una página llena de historia.
Al final una docena de jóvenes comienzan a cantar espontáneamente con su antigua profesora, la Lucha Vial, como la llaman. En los rostros de los adultos que han organizado el evento, Alex, Marcelo, Manolo, Denisse y Alessandra hay alegría: «Aquí no sólo se habla de educación, ¡la educación se vive!».

…y el trabajo. El patio de comida se inunda y se comienza a llenar el salón para el concierto «La alegría del canto y el baile latinoamericano». Primero los cantos y después los bailes folklóricos. Al final, el público se atreve no sólo a cantar, sino también baila. Paula, Cae y Javier comentan: «¿Por qué mantenernos juntos cantando en medio del trabajo y las dificultades de cada uno? No hay otra pretensión más que ofrecer a las personas la belleza que hay en el mundo, y que para nosotros coincide con la música. Esto es lo que pasa a través de nosotros: la belleza de algo verdadero». La música –dice Paula– permite mirarse de nuevo y reencontrarse...ser amigos otra vez. Así es, como dicen ellos, un grupo de 8 músicos de las más diversas edades «la gente que canta se encuentra».
Son las 23:30 y la Escuela de arquitectura queda desierta pero impregnada del sabor de una fiesta auténtica. El domingo, día de clausura, a las 9:30 se juega la final del campeonato de Baby fútbol y a las 12:00 parte el foro sobre «El trabajo: experiencia del yo en acción». La sala se llena tímidamente hasta llenarse. Hay gente que queda fuera y mira sorprendida el diálogo entre dos grandes empresarios, uno del sector hidroeléctrico, Carl Weber, el otro, Juan Francisco Lecaros, exponente de la gran empresa y del sector no profit, y la Madre Irene, fundadora del Hogar del Buen Samaritano, que acoge a 400 enfermos terminales en Chile y ha creado otros centros en México, España y Colombia. Los tres se miden con la pregunta que lanza Daniele, moderador del foro: ¿a quién responde el hombre en el trabajo? ¿Cómo se puede aprender de nuevo a trabajar hoy en día, cuando parece que ya nos lo sabemos todo? Es domingo y hablan de trabajo, como si hubiesen descubierto algo nuevo, como si emprender fuera trabajar y trabajar fuera emprender... Lo que está en juego en la relación con los trabajadores es la posibilidad que cada uno reconozca el valor del otro, porque lo más importante no es el salario, especialmente en un país que tenga pleno empleo como Chile, la gente cambia de trabajo por cualquier razón. No es el dinero lo que hace la diferencia. ¿Y qué es entonces? Es una pregunta abierta para el empresario y el trabajador.

La gente no quiere irse. Interviene la Madre Irene, amada y venerada por tantos, una leyenda viviente de caridad: «Nosotros recogemos todos los enfermos que los demás no quieren». En el enfermo está Cristo y el sacrificio de atenderlo es una ganancia para mí; se atiende a Cristo en el enfermo y se enseña a trabajar mirando el valor del otro. ¿Dónde reside la dignidad del enfermo? Pone esta provocación mientras discretamente se mueven en el Congreso las piezas para una ley a favor de la eutanasia. Los diarios aún no dicen nada, salvo que las encuestas muestran que casi todos están de acuerdo.
Al final, ovación a su testimonio. Inesperadamente, después del cierre, la gente le pide su bendición. Por un momento el formalismo chileno ha cedido frente a una presencia tan frágil en lo físico como contundente en su fe. No aceptamos que a los enfermos se los trate como mercancías, concluye. También el jefe de la masonería de la ciudad de Molina pasó sus últimos días en el Hogar que hoy alberga a casi 400 personas. Parece que la gente no quiere irse. Tampoco ella que con sus 87 años derrocha atención para todos.
La madre Irene asiste a la misa de cierre. Debía dictar un retiro pero se queda después para almorzar. Sonríe: «Comenzarán sin mí».
El salón se llena para la misa, muchos de pie y fuera del recinto. El padre Martino conmovido agradece a todos y recupera las razones de ES. El almuerzo transcurre al aire libre, pues finalmente la primavera se deja ver, mientras un grupo musical rinde un homenaje a Claudio Chieffo. Son los últimos momentos. Ya cerca de las 17:00, la gente comienza a irse. Los voluntarios tienen ahora que desmontar y trasladar muebles y útiles mientras ya empiezan a “conspirar” sobre cómo será el próximo Encuentro Santiago.








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