El pasado viernes 15 de abril en el predio de Costa Salguero de la capital argentina, se celebró una fiesta de música electrónica llamada Time Warp, en la que murieron de modo fulminante cinco jóvenes. Varias personas se encuentran aún en grave estado de salud.
Las noticias que circularon inmediatamente indican que estos jóvenes fueron víctimas de los efectos de drogas sintéticas y, según investigaciones preliminares, parece que estas drogas se adquirieron y consumieron durante la misma fiesta.
Ante el impacto que los hechos han producido en todo el país, han surgido voces que, tratando de encontrar una explicación a lo sucedido, apuntan a la mala calidad de la droga consumida, a la ausencia de control del lugar por parte del Estado, a la necesidad de legalizar la droga con la finalidad de controlar su pureza y efectos, entre otras tantas hipótesis explicativas de lo acontecido.
Ahora bien, cabe preguntarse si el problema que se pone de manifiesto en lo ocurrido puede resolverse cuidan do «la pureza de la droga», con «una presencia estrecha de parte del Estado» o si existe algún otro factor a partir del cual podemos abordar el problema. Cualquiera sea la respuesta frente a estos hechos, no podemos dejar de constatar que esa noche se puso de manifiesto dramáticamente la necesidad que llevamos todos de encontrar una satisfacción humana dentro de la normalidad de la vida.
Recientemente el psiquiatra Alberto Riva Posse en su discurso de ingreso como Académico a la Academia Nacional de Medicina de la Argentina señalaba que «en nuestra vida, obtenemos algunas veces la felicidad desea da, pero también sufrimos adversidades, dolores, desengaños y dificultades insolubles. Freud señaló que para no enfrentar la realidad de las pérdidas, muchos recurren a poderosas distracciones, satisfacciones sustitutivas y/o “a sustancias embriagadoras que nos vuelven insensibles e independientes de la realidad del mundo exterior”. Las adicciones acompañan ese intento de alcanzar una ilusoria felicidad, desdeñando la realidad, con el precio del aislamiento».
Los trágicos sucesos recientes no pueden menos que entristecernos y llevarnos –casi pidiendo permiso– a juzgar, mirar y abordar esta grave situación, sin caer en falsas acusaciones o excusaciones sino yendo al origen de todo esto. Por eso pedimos al hoy Académico Dr. Alberto Riva Posse que nos ayude a mirar estos hechos desde su experiencia de vida personal y profesional como terapeuta.
Una primera pregunta, para entender clínicamente el problema de las drogas: ¿Qué explicación aporta la neurobiología actual al problema de la adicción a las drogas?
No todas las personas que experimentan un contacto inicial con las drogas se convertirán en adictos. Pero corren ese peligro. Al momento presente se hacen adictos entre un 15 y 20 % de los jóvenes. La neurobiología actual muestra que la adicción es una enfermedad que emerge gradualmente con la repetición de una activación intensa del “Sistema de recompensa cerebral”. Así se producen adaptaciones patológicas en el Sistema Nervio so Central que desarrollan en el adicto una “enfermedad cerebral crónica”. Se comprueba un deterioro perdurable en las Regiones Corticales Pre frontales que normalmente ejercen la función “de freno” de las conductas. En la adicción adolescente, hasta los 25 años aproximadamente, está comprobada la hipofunción frontal que evidencia insuficiencias en la función de freno de la impulsividad, quedando entorpecido el control emocional, predisponiendo a la adicción adulta. Puede incluso haber deterioros del cociente de inteligencia. Debido a ese daño, hay una pérdida de libertad en la persona para alejarse del objeto adictivo y para realizar su vida.
Lamentablemente era esperable. Habitualmente se considera que forma parte sustancial de estos festivales electrónicos el consumo de muchas drogas excitantes en particular las sintéticas. Esas pastillas de diseño, tienen ingredientes variados y por eso es dificultosa la evaluación de su potencial tóxico y/o adictivo. En nuestro país y en todo el mundo hay muchas muertes por toxicidad y sobredosis. Es evidente una desorientada búsqueda de felicidad en medio de un gran vacío existencial que lleva a los adolescentes a ingerir las pastillas en esos festivales. Los que las venden conocen esas debilidades juveniles y se aprovechan de ellas. Es muy difícil su con trol y la cultura postmoderna lo estimula. Es comprensible la angustia de los padres frente a adolescentes seducidos por la propaganda cultural de la droga. Por eso creo más en la prevención a través de la educación, des de la primera infancia en las familias y las escuelas. De lo contrario seguiremos viendo escenarios de dolor en las familias afectadas.
¿Qué relación encuentra entre la adicción o consumo de drogas y el deseo de felicidad que –como hombres– llevamos dentro?
Estructuralmente los seres humanos tenemos un deseo infinito de felicidad. Todos deseamos amar y ser ama dos. Llegar a buenas relaciones humanas requiere madurar. Aceptar las circunstancias que la vida nos trae, aún las más dolorosas, nos conduce a descubrir lo que verdaderamente nos sacia. No nos hicimos solos, y los encuentros con personas maduras y con ternura, paternales y maternales, nos facilitan crecer y comprender el sentido de nuestra búsqueda. Las gratificaciones materiales inmediatas y facilistas que da la droga, la fascinación poder, la fama, o las gratificaciones sexuales ocasionales, nos alejan de la felicidad anhelada. Nos mantienen encerrados en el narcisismo, sin crecer. El comprometerse, abrirse al otro, y compartir lealmente la vida es camino de felicidad.
¿Por qué Ud. sostiene que «las adicciones acompañan ese intento de alcanzar una ilusoria felicidad, desdeñando la realidad, con el precio del aislamiento».
Porque las adicciones incomunican, encierran, aíslan. Imposibilitan el acceso a la comunidad humana, donde son posibles los encuentros humanos vivificantes.
¿Es posible vivir una madurez y la conciencia del propio destino?
¡Por supuesto! ¡Aún en esta época posmoderna! Descubriendo nuestro deseo de encuentros donde experimentemos el gozo de ser amados. La atomización social actual y el egoísmo individualista no impiden el reconocimiento de un destino hacia ese gozo en el bien, la verdad, la justicia y la concordia humana. En ese camino bueno se potencian las búsquedas humanas. Es claro que la soledad, la frustración y la desintegración personal causadas por las búsquedas urgentes y desorientadas, como lo son hoy las adicciones, impiden la madurez. Descubrir la bondad tierna de la Creación, orienta y conduce hacia la madurez humana. Siempre.
“Atomización social”, “vacío existencial”, “prevención a través de la educación”, “búsqueda desenfrenada de felicidad”, todos ellos juicios certeros que nos recuerdan nuestro andar cotidiano, la moneda corriente que circula en la actualidad y que sin embargo, frente a un escenario desgarrador como el del Time Warp, se muestran insuficientes. Las imágenes de las botellas de agua vacías tiradas en el piso a la salida de la fiesta siguen fijas en nuestra memoria y no podemos no volver a preguntarnos por estos chicos y por nosotros mismos qué hay en el corazón de un joven que arriesga su vida de esta manera, qué “sed” llevan estos chicos –y cada uno de nosotros– que ninguna botella de agua puede saciar. En definitiva, de qué ausencia está hecha esta ausencia que se experimenta a menudo en el normal vivir. Para responder no basta la afirmación o defensa de una posición, sino un testimonio que surge de un encuentro humano vivificante –como afirma el Dr. Riva Posse–, de una experiencia presente de correspondencia que cumpla y exalte el corazón del hombre.
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