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Rohani y la partida de póker de Oriente Medio

Luca Fiore
20/06/2013
Ramin Jahanbegloo.
Ramin Jahanbegloo.

Israel y Estados Unidos tienen las manos atadas. El nuevo presidente Hassan Rohani no será un moderado según lo que esta palabra significa en Occidente, pero sin duda obligará a pintar al enemigo iraní como un poco menos malvado. Su objetivo está claro: volver a las negociaciones. Así lo asegura Ramin Jahanbegloo, iraní afincado en Canadá, profesor de Ciencias políticas e islam en la Universidad de York. En su currículum, figuran sus estudios en la Sorbona y en Harvard, pero también sus cuatro meses de prisión en las cárceles de Teherán, acusado de espionaje. Estos días está en Milán para participar en el encuentro del Comité científico de la Fundación Oasis.

¿Se esperaba la elección de Hassan Rohani?
Su victoria ha sido una sorpresa incluso para los iraníes que lo han votado. Tras la exclusión de los reformistas como Rafsanjani, todos esperaban otro presidente conservador. Pero esta elección puede tener dos significados ligados entre sí. El primero de política interna: al nuevo presidente se le pide que resuelva la grave situación económica en que se encuentra el país, se lo piden tanto sus electores como el establishment. En este ámbito, los desafíos que tendrá que afrontar son el relanzamiento de la economía y la lucha contra el desempleo y la inflación. Pero no lo conseguirá, y aquí entra el segundo aspecto, sin que la comunidad internacional suprima las sanciones impuestas por el programa nuclear. Por tanto, el objetivo de Rohani será el de reabrir las negociaciones.

¿Qué quiere decir cuando afirma que también el establishment se lo pide?
Rohani no habría sido elegido sin el consenso del principal guía supremo, el ayatolá Ali Khamenei, y los custodios de la revolución. Se le ha elegido precisamente porque tiene un pasado negociador y, al mismo tiempo, forma parte del clero. También Saeed Jalili es un negociador, pero no pertenece al clero. A Rohani se le considera moderado y reformista. En esta coyuntura, probablemente se le haya aceptado para ocupar la presidencia para evitar que se repitan las protestas violentas de 2009. Con la intención de liberarse de Ahmadinejad y de su herencia política.

¿En qué sentido es Rohani un moderado?
En el sentido de que no es un conservador. Dicho esto, no necesariamente tendrá que hacer reformas constitucionales. Es moderado porque es cercano a Khatami y Rafsanjani y porque ha dicho estar dispuesto a negociar con Occidente. Estos son los únicos puntos que lo diferencias de los que eran sus adversarios, Mohammad Bagher Qalibaf y Saeed Jalili.

¿Cuáles serán los próximos movimientos del nuevo presidente?
Ante todo, necesita reforzar su propio poder obteniendo la legitimación del guía supremo. Necesita garantías para poder proceder de un modo seguro y emprender las nuevas negociaciones. Creo que se comportará de un modo más racional que sus predecesores, aunque sólo sea porque el país se encuentra en una situación económica muy grave y no puede dar pasos en falso. Ciertamente, tratará de salvar la cara pero al mismo tiempo aceptará ciertas condiciones de Occidente. Sobre todo porque – y creo que esa es la razón por la que ha sido elegido – la negociación es una garantía para que no se produzca un ataque por parte israelí. Hoy Israel está en una situación incómoda y se tiene un poco de miedo a las reacciones de Netanyahu. El enemigo iraní parece ahora un poco menos malo, por lo que hay menos razones para sacar músculo. Ahora el mundo dirá: hay que dar una oportunidad a Ruhani. Del mismo modo, la administración Obama tiene ahora las manos atadas porque tiene que esperar a ver cómo se comporta el nuevo presidente.

Pero Rohani ya ha dicho que el programa nuclear seguirá adelante.
El programa nuclear continuará, pero no del mismo modo. Hay dos temas encima de la mesa de negociación: Siria y el programa nuclear. Son dos cuestiones que van en paralelo. Ahora los iraníes sugieren que pueden resolver el problema sirio – junto a Rusia – a condición de que se eliminen las sanciones internacionales impuestas por el avance del programa nuclear. Al final yo creo que seguirá adelante, pero de un modo pacífico. Luego los detalles se discutirán en el porcentaje de uranio enriquecido que Irán podrá producir.

¿Cuál es el objetivo en el frente sirio?
Teherán quiere la hegemonía y la supremacía en Oriente Medio. Se está jugando una partida de póker con Arabia Saudí, Turquía e Israel. ¿Cuáles son sus cartas? Hezbollah en Líbano, Hamás en Palestina, Moqtada al Sadr en Iraq. Son cartas importantes. Pero han perdido las cartas de Egipto y Túnez, que han ido a los saudís. Y han perdido también la carta de la economía: ahora el modelo turco parece ser el vencedor. Pero al mismo tiempo su influencia sobre los grupos radicales de otros países es muy fuerte y pueden decir que son el modelo para combatir el imperialismo occidental. Así que a los americanos y europeos les dicen: tenéis que tratar con nosotros si no queréis caer en manos de nuestros aliados en la región. Si no queremos que estallen conflictos sectarios en todo Oriente Medio habrá que llegar a acuerdos con Irán. Y los iraníes lo saben. Sería un error pensar que ya han perdido la partida. Aún son muy fuertes.

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