¿Cuántas veces nos habremos parado delante de una obra de arte y nos hemos enfadado con ella porque no nos ‘dice nada’? ¿Cuántas veces, por esa misma razón, habremos despreciado obras de arte? “No reconocerse en una obra no significa que ésta no tenga valor”, sugería ayer por la tarde Micol Forti, directora de la colección de arte contemporáneo de los museos vaticanos y comisaria de la muestra del pabellón vaticano en la Bienal de Venecia, durante su intervención en la introducción de la exposición ‘Mantener el fuego vivo. Sorpresas del arte contemporáneo’, del Meeting de Rímini. Y es que, continuaba, como en la vida nos sucede en las relaciones personales, así está llamada a ser la relación de uno con una obra: algo vivo. Algo que inicia y que solo poco a poco se va pudiendo comprender.
El arte contemporáneo muchas veces queda reducido a nihilismo, a sin-razón, a absurdo, piensa la mayoría. “Pero”, intervino también Carlo Sisi, historiador del arte y presidente del museo Marino Marini de Florencia: “el arte de hoy es el de nuestra vida, el de nuestra carne, por el cual necesitamos comprender el ahora”. El mundo está en constante cambio, y no menos lo está el modo de representar la realidad. Se ha pasado en las últimas décadas de usar ciertos tipos de material para realizar las obras a usar cualquier tipo de material. Tela de saco, luces de neón, arena… “Todo es bueno y útil; el arte contemporáneo no desdeña nada”, se afirma en el vídeo que se proyecta al inicio de la exposición. Una provocación que cada asistente puede aceptar, adentrándose en las distintas salas, y así “mantener el fuego vivo”, el diálogo con el corazón del artista que quiere decir algo, o dar marcha atrás, desconcertado y aturdido.
El espacio en que una obra se da a conocer también es algo que ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Hoy no solo salones habilitados para ello tienen el privilegio de albergar obras artísticas, sino que cualquier lugar sirve para entablar un diálogo con quien pasa por ahí: muros, tejados, suelos, internet, performances en sitios tanto públicos como privados… Hoy el arte no requiere un contexto y un lugar concretos, defienden los comisarios de la muestra.
El recorrido de la misma empieza de un modo particular: no hay visitas guiadas, sino únicamente el vídeo introductorio en la primera sala. Y es que en la exposición estás tú solo frente a la obra de distintos artistas contemporáneos, para cada uno de los cuales se ha construido una salita: Damien Hirst, Anish Kapoor, Ai Wei Wei, Marina Abramovic, Jenny Saville, Alberto Garutti y Ron Mueck. ¿La propuesta? Entrar en el mundo del artista, dialogando con él a través de su obra, que tal vez te ‘diga’ algo. Seguir la provocación que lanza el vídeo de que “hay hilos de oro en el arte contemporáneo que hablan de una pregunta apasionada por la realidad”.
Para Alberto Garutti, artista que participó en la introducción a la muestra, “el arte siempre esconde algo. Siempre parece que una obra no ha terminado de contar lo que tiene dentro”.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón