¿Qué tiene que ver un pintor francés del XIX como Millet con la protagonista de una película actual de ciencia ficción como Los juegos del hambre? Es una pregunta que seguramente se habrán hecho muchos de los visitantes de la cuarta edición del Meeting Lisboa, que se celebró del 15 al 17 de abril en los pabellones del centro cultural de Belem, un barrio del casco antiguo de Lisboa. Los dos temas, tan alejados entre sí, fueron de hecho objeto de sendas exposiciones de este encuentro de tres días que llevaba por lema "Y tú, ¿qué novedad traes?". Precisamente en este título se puede captar el nexo: la novedad de «un afecto nuevo, una nueva humanidad», como se puede leer en el comunicado final de este Meeting, que se expresa en los cuadros de Millet mostrados en la exposición sobre este pintor y el mundo del trabajo, que organizó Mariella Carlotti para el Meeting de Rímini de 2014. La misma que emerge de las historias de la heroína de Los juegos del hambre, Katniss, que dio nombre a la exposición a cargo de los bachilleres de varias escuelas de la capital lusa.
Una novedad que también fue interceptada por un invitado de excepción, el nuevo presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, que inauguró el encuentro el viernes por la tarde con un acto dedicado al lema: «Este Meeting expresa una manera de ser fundamental en nuestro país, la del encuentro», al que hoy estamos llamados para «acoger a otros que vienen de lugares y culturas lejanas».
Este hilo rojo se siguió también al abordar el tema de la misericordia con Catarina Bettencourt, de Ayuda a la Iglesia Necesitada, y Nicola Boscoletto, de la Cooperativa Giotto de Padua. O hablando de empleo, a propósito de la citada exposición sobre Millet y del encuentro con el famoso chef Kiko Martins, sobre "mirar al otro como un bien".
Para cerrar el encuentro, la presentación de la edición portuguesa de La bellezza disarmata, la primera traducción del libro de Julián Carrón. Con el autor, en el escenario de Belem estaba Rui Ramos, historiador de la Universidad de Lisboa, que quedó muy sorprendido por el concepto de «testimonio como presencia que interpela no solo a los cristianos sino también a los no cristianos». Carrón, por su parte, mostró cómo la novedad que aporta el cristianos sigue siendo evidente y observable en los gestos del papa Francisco. ¿Un ejemplo? La visita a Lesbos: «El Papa nos muestra, mediante sus gestos, que la fe ofrece una energía capaz de afrontar los desafíos y pone delante de todos nosotros una presencia humana, plenamente humana, que inevitablemente suscita curiosidad y deseo de compartirla».
Una presencia que, como se lee en el comunicado final, es «la novedad que deseamos», no una estrategia o un proyecto, sino algo «que es posible reconocer».
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