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El discurso de Rosetta Brambilla

Las palabras que pronunció en la ceremonia de entrega de la ciudadanía de honor de Belo Horizonte

Me gustaría compartir este título con el padre Pigi Bernareggi, que forma parte de mi historia, del camino y de las luchas libradas aquí, en Brasil, y con las personas que como yo son protagonistas de la gran obra educativa Padre Giussani.

Siempre estaré agradecida por el encuentro que tuve en los años sesenta con don Giussani, el fundador de Comunión y Liberación. Cuando le conocí, me pregunté: «¿Pero qué tipo de persona es esta? ¿Qué es lo que me fascina tanto de él?». Estaba ante un hombre que me miró, me acogió y me abrazó tal como era. Con él descubrí mi humanidad, ese deseo de belleza, bondad y justicia que mi corazón llevaba dentro. Fue un maestro que me enseñó a mirar, a estar delante de los demás, a estar atenta a la realidad, a afrontar y abrazar mi realidad, a observar la riqueza presente en las cosas y en las personas.

El camino con él fue un continuo sorprenderme, por las cosas, por las personas, por los hechos que sucedían: se hizo posible creer en la posibilidad de que la vida fuera buena porque alguien había sido bueno conmigo.

Nunca en la vida habría imaginado que yo partiría de misión, y mucho menos que participaría en la construcción de una obra educativa. Todo nació de un sí a un encuentro excepcional, del sí a lo que mis ojos veían, del sí a la realidad. Mi único deseo, al llegar a Brasil, era servir a las personas, ser una presencia en las casas de las familias a las que iba y ayudar a las madres.

Luego, con el tiempo, respondiendo y obedeciendo a la realidad, nació la primera pequeña escuela en Vila Boa União. No tenía pensado dedicarme a la educación, y mucho menos construir obras por las que pasarían miles de niños, jóvenes y familias.

Es impresionante ver cómo el encuentro que tuve se ha convertido en el método educativo de nuestra obra: «Educar es introducir al hombre en la realidad total». Eso quiere decir no censurar nada, dejarse provocar por la realidad entera.

Doy gracias por la compañía de personas que caminan conmigo y por la presencia de todos vosotros en esta ceremonia.
Gracias a todos desde lo más profundo de mi corazón.