El 3 de febrero se inauguró la “Luigi Giussani High School” de Kampala. «Un paradigma para la educación», nacido de un pueblo que se mueve por el encuentro con algo extraordinario
Paolo Perego
Una fila de mujeres que van dejando sobre el altar cestas llenas de bananas, verdura, collares y otros objetos, incluso dinero. Algunas llevan puesta una camiseta amarilla con los rostros de Pedro y Juan corriendo hacia el sepulcro para ver también ellos al Señor resucitado. Y debajo, las palabras «One Heart» (Un Corazón). Son las mujeres seropositivas del Meeting Point International de Kampala, una asociación que acoge a miles de mujeres enfermas de SIDA de los slum de la capital ugandesa.
Hace mucho calor, pero han venido cientos de mujeres para decorar la carpa instalada en el campo de fútbol de la nueva “Luigi Giussani High School”. Junto a ellas, 350 estudiantes, amigos y personalidades. Más de mil personas que van llegando desde primera hora de la mañana del viernes 3 de febrero para asistir a la misa de inauguración del nuevo edificio. Y que se quedan todo el día en la fiesta preparada por los más jóvenes.
«La educación es una comunicación de sí mismo, es decir, del propio modo de relacionarse con la realidad». Palabras de don Giussani en Educar es un riesgo con las que comenzaba el mensaje de Julián Carrón para la ocasión. Para cualquiera que pasara en ese momento por aquella colina en pleno barrio de Kireka, entre barracones y pobreza, éstas no serían tan solo bonitas palabras. Podría verlas en acción, hechas carne. Tendría que pararse, impactado por algo extraordinario que estaba sucediendo ante sus ojos en esa explanada a los pies del edificio de tres plantas dedicado al fundador de CL.
«Gente protagonista que da vida a una obra, justo como don Giussani habría querido», afirma Jesús Carrascosa, uno de los responsable de CL que se ha desplazado hasta Uganda para llevar las palabras de Carrón: «Un paradigma para la educación según todos los factores del sentido religioso. Es decir, capaz de sostener y hacer madurar las exigencias últimas del corazón de los alumnos indicándoles un criterio de respuesta. Es una obra revolucionaria».
Una historia comenzada en 2009, como explica Mauro Giacomazzi, de Avsi: «Normalmente, cuando preparamos un proyecto a quien respondemos es a las instituciones. Sin embargo, aquí todo ha nacido de mirarles a ellos, a estos chicos y sus familias, a su ambiente». Así nació algo nuevo, de cero. Avsi se ha encargado de la búsqueda de fondos, con la campaña de Navidad de 2009-2010. Vendieron en todo el mundo 32.000 collares de papel fabricados por las mujeres del Meeting Point. En 2010, la primera piedra. Dos años después, la inauguración, en presencia «de un pueblo conmovido y movido por lo que ha encontrado», dice Giacomazzi. «Tal vez un poco desorganizado aún para un europeo, pero lo cierto es que todos miran hacia el mismo sitio».
Había que ver a esas mujeres, la mirada que tenían después de haber trabajado los días previos limpiando para que todo estuviera bonito. Y el grupo de jóvenes que durante tantas mañanas se dedicó a hacer inspecciones en busca de zonas de aparcamiento y, sobre todo, del modo de organizar la llegada de tanta gente. Para la misa celebrada por el Nuncio apostólico, el arzobispo Paul Tschang In Nam, todo estaba perfecto. El orden, los cantos. Al terminar la misa, la bendición del edificio. Además del Nuncio, que recordó el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz, intervinieron el jefe de la municipalidad local y el secretario general de la UNESCO en Uganda, Augustine Omare-Okurut, quien confirmó su gran estima por el trabajo del Meeting Point, de Avsi y del Centro permanente de educación, un ente local financiado por CESAL que se ocupa de la formación de los profesores, entre ellos los veinte que ocuparán las doce cátedras de esta escuela, dirigida por sor Boniconcilii Ngabirano. Después John Makoa, responsable de Avsi en el país africano, presentó al secretario general de esta ONG, Alberto Piatti.
Ante ellos, una multitud de personas seguían con atención lo que estaba sucediendo, protagonistas de algo extraordinario a lo que «tal vez aún no consiguen dar nombre», comenta Rose Busingye, enfermera, responsable de CL en Uganda y fundadora del Meeting Point: «¿Pero qué les atrae tanto? ¿Quién atrae así? Esta gente quiere quedarse. Y se convierte en protagonista al seguir lo que tiene delante. En el mensaje que nos ha enviado Carrón está todo lo que ha sucedido, como cuando escribe: “Me conmueve pensar que esta escuela nace, sobre todo, de la pasión por el destino de sus hijos”. Y luego: “Estas mujeres pican piedras y hacen collares artesanales por esto, y están contentas de ofrecer este sacrificio por sus Ellas dan realmente su vida por ellos, y esto no es una forma de hablar. Todos tenemos que aprender de ellas: ‘Nadie tiene amor más grande del que da la vida por sus amigos’, dice Jesús”».
«Lo que está sucediendo es un milagro», dice Giacomazzi: «Escuchar a Carrón y sentirse en las manos de un padre, un padre que te hace abrir los ojos a la realidad. Del que tú quizá te has olvidado...». El coro de los chicos de Kireka entona el Va pensiero de Verdi ante el embajador italiano, las madres escuchan a sus hijos cómo explican en las lenguas locales los paneles de una exposición sobre la Vía Láctea y otra sobre el monaquismo, ambas instaladas en el interior de la escuela… «Te das cuenta de que es verdad, que vale la pena darlo todo, incluso dar la vida por estos ladrillos», continúa Mauro: «Esto nos ha movido a todos. Alguno se ha quedado sin dormir ni comer varios días para preparar este momento. Pero no por la obra en sí; por otro. Que está. Tan real que esta gente se convierte ante tus ojos en la carne de Uno que se está moviendo. Si no, no sería posible». «No puede nacer algo así de nuestras manos», añade Rose: «Es la mano de Alguien. Si no, no te puedes explicar tanta belleza y tan contagiosa. Verdaderamente, esta obra la ha hecho don Giussani».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón