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“Yo amo todo, toda mi vida”

Redacción
29/10/2010

Marta, profesora de apoyo en una escuela de enseñanza media, ha muerto a los 27 años de edad. En los últimos meses, postrada en una cama a causa de la enfermedad, ha dado un testimonio que ha conmovido a muchos. “A través de tu sí, Dios nos ha tomado de la mano”, afirmaba Giuliano Renzi en su funeral. Publicarmos un fragmento de una conversación entre Marta y su padre, una noche en el hospital.

GIORGIO: Marta, ¿quién es Jesús para ti?
MARTA: Bueno, deja ya los razonamientos, deja de razonar. Jesús es “yo soy Tú que me haces”. La cosa más evidente es que somos objeto de un amor infinito, hay Otro te ha querido y que te quiere. ¡Mira, mira lo que tienes! ¡Vive! Mira la realidad entera, no hacen falta tantos razonamientos, mira, es como cuando haces una piadina, tienes la masa en tus manos. Para ser felices es necesario amarle a Él más que a nada, sobre cada cosa, y esto te hace amarlo todo más intensamente. Yo amo todo, toda mi vida, desde que nací hasta ahora. La vida es alegría y dolor, y es así porque Jesús la ha hecho así, y por eso puedo decir sí a mi enfermedad. Uno se lava, se viste bien, elige cosas bonitas, se cuida, porque hay Otro que le cuida. Esto es una gracia, tienes que pedirlo todos los días, y pedir que te dé paz. La felicidad la viviremos en el Paraíso, aquí podemos pedir que nos haga vivir con paz.
GIORGIO: ¿Dónde has aprendido todas estas cosas? ¿Ha sido gracias a los amigos?
MARTA: El amigo es como el objetivo de una cámara de fotos, enfoca, es decir, te ayuda a mirar hacia donde está la verdad, pero toda la relación es tuya, y punto; tuya con Él, punto, nadie más. No el amigo-Él-y tú; es tuyo y punto. Eres tú el que grita, eres tú el que pide: “¡Ámame!”.
GIORGIO: Y Él te responde.
MARTA: Él te responde en la realidad.
GIORGIO: En este caso, por ejemplo, con toda la gente que está a tu alrededor.
MARTA: También, pero no sólo: me está cambiando a mí, y mientras tanto yo espero la curación.
GIORGIO: Todos la esperamos. Rezamos, luchamos, preguntamos, pedimos. ¿Has dicho antes: “Yo me sostengo porque hay Otro que me sostiene”? ¿Has dicho eso?
MARTA: Sí.
GIORGIO: ¿Cómo has aprendido todas estas cosas?
MARTA: Viviendo, viviendo en compañía de amigos grandes.
GIORGIO: ¿Y mirando?
MARTA: Sí, viviendo todo al máximo; ¿pero cómo se vive todo de esta manera? Hace falta también un método y un camino, y el camino y el método los he aprendido en la universidad. Yo me he encontrado con Jesús en la universidad.
GIORGIO: Pero lo habías encontrado ya antes.
MARTA: Mi encuentro lo he tenido en la universidad, con Francesco, y después ha venido un hecho detrás de otro.
GIORGIO: Es precioso lo que me dices, tenemos que hablar más a menudo de estas cosas.
MARTA: No, eso es lo que estoy diciendo, no es un problema de hablar.
GIORGIO: Pero cuando me comunicas tu experiencia, me ayuda, lo que me cuentas es un hecho.
MARTA: Pero el problema no es sentarse en una mesa a hablar, el problema es que tú mañana por la mañana te levantes, te mires al espejo y digas: “Yo, Giorgio, yo soy Tú que me haces”. Y que durante todo el día pidas que Él se te manifieste. El problema no es que hablemos tú y yo, ¿entiendes? No es ése el problema. ¿Cuántas veces he visto yo a Francesco en el último año, cuántas veces hemos hablado? No es un problema de hablar: se trata de tu relación personal con Jesús. En eso no te puede sustituir nadie.

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