Un hangar en la zona oeste de São Paulo bajo un atípico sol de invierno. Mil quinientas personas escuchan y preguntan sobre el significado de la vocación. Una asamblea con Julián Carrón en la que participan toda la comunidad brasileña de Comunión y Liberación y los jóvenes de la asociación Educar para la Vida, presidida por Cleuza y Marcos Zerbini.
Marco Montrasi, responsable de CL en Brasil, hace una breve introducción: “La palabra vocación ha sido un descubrimiento para muchos de nosotros, sobre todo para mí. Cada uno está aquí por una mirada que le ha fascinado. Me conmuevo al pensar en cómo una mirada así nos hace ser una sola cosa. Una mirada que nace del mismo sitio, que procede de la misma persona y que hoy nos ha hecho decidir venir aquí”.
La pedagoga recién licenciada Milena Nunes, de Salvador, fue la primera en intervenir, a propósito del texto “La voz única del ideal”, y contó cómo este texto le ha hecho sentirse más libre al descubrir la relación que existe entre las cosas que hace y el destino que tienen. “Para mí, la vocación ahora significa responder a una llamada cotidiana”. También habló de sus dificultades para lidiar con sus amigos que niegan a Cristo. “Saber que alguien a quien quiero opta por la nada me produce un gran dolor, pero también hace que yo me aferre más a Cristo, porque yo no puedo responder al problema de otro, ni hacerle cambiar con mis palabras, ni con mis fuerzas”. Milena definía esta experiencia como “una liberación”. “No porque los problemas desaparezcan, sino porque, al dejar de mirarme al ombligo y empezar a mirar al ideal, desvío el centro afectivo y voy más allá de mi límite”.
Carrón subrayó que el Ideal no es algo que una persona de fuera introduzca en nosotros, sino que es algo que ya llevamos dentro. “¿Quién no reconoce el deseo de felicidad que tiene? Todos los días tenemos que decidir: dar voz a ese deseo o contentarnos con una vida mediocre. Dice el Papa: ‘El hombre ha sido creado para algo grande y por eso nunca se contentará con nada que no sea el infinito’. Cuando cada uno de nosotros decide escuchar la voz del ideal, la voz de ese deseo, toma la decisión más importante de su vida”. Cuanto más queremos realizar este deseo, más nos damos cuenta de que no somos capaces de responderlo por nosotros mismos. “Cuando una persona empieza a vivir conforme al ideal, se convierte en un ángel que me ayuda a mí a vivir delante del ideal. Necesitamos pues de ángeles así, no de los que tienen alas sino de personas de carne y hueso que nos acompañan”. Vivir a la altura del ideal: ése es el desafio que Carrón nos lanza a todos, tanto a los jóvenes que tienen que elegir su carrera como a los más viejos.
“Cada uno debe decidir lo que quiere: disfrutar, aprovechar la vida, que todo me interese o que la vida pase, como tantos días en los que nada toca nuestro corazón. No hay nada más triste que un día en el que no sucede nada, en el que nada nos llama la atención ni despierta nuestro interés. Ésta es la desgracia del momento que vivimos: que en nosotros y en los que nos rodean crece el desinterés por todo”. En un mundo “sin Cristo, después de Cristo”, ésta es una lucha continua.
Gustavo Gonçalinho, de Río de Janeiro, habló sobre la falta de paciencia respecto a los tiempos de Dios. “Como las cuestiones de trabajo, familia, vocación son muy serias y se vuelven muy dramáticas sin una respuesta inmediata, acabo viviendo como si Cristo me hubiese abandonado. Tengo un serio problema para esperar la felicidad. ¿De dónde puede nacer la confianza que me permita esperar con la certeza de que eso es lo mejor para mí?”.
Para Carrón es un problema de fe. “No esperamos tranquilos porque no tenemos certeza de Cristo y perdemos la paciencia porque las cosas no suceden según los plazos que nosotros hemos fijado. (…) La cuestión no es tanto la espera sino tener a alguien que nos acompañe en el camino y que esto domine sobre la impaciencia. Lo único que hace la impaciencia es desgastarnos y vaciarnos. Si, por el contrario, prevalece la certeza de estar acompañados, podemos hacer el camino en paz. Y así la vida crece”.
Para terminar, Cleuza y Marcos tomaron la palabra para agradecer a Carrón su amistad y compañía. En plena campaña electoral, pudieron declararse libres del resultado por la certeza de que “la victoria ya ha acontecido”. A lo que Carrón respondió pidiendo un aplauso para la pareja: “Marcos es un ejemplo, junto con Cleuza, de lo que es seguir la voz del ideal”.
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