Querida Tatiana:
Estos días me parecía que no había especial necesidad de explicar de qué modo veo yo la situación. Como usted sabe, yo no soy político, ni militar, ni siquiera periodista. Soy un ciudadano de Kiev que ama a su ciudad y a su país. Hasta tal punto los amo que puedo sentirme bien, seguro y sereno en cualquier otra ciudad del mundo. Me ha pedido que comparta con usted mis pensamientos, y lo hago con alegría. Porque ciertas cartas es más deseable escribírselas a un Amigo que no a la omnívora internet.
Estoy cansado. Cansado de pensar continuamente en la política. Cansado de sentirme secuestrado en esta riada de información imparable que hay que pasar siempre por el tamiz para poder encontrar una brizna de verdad. Pero de algo estoy firmemente convencido: si tuviera que marcharme ahora mismo, no dejaría de sentirme cansado el resto de mi vida. ¡Y eso es algo que no entra en absoluto en mis planes! Por eso, la única vía de salida es combatir el cansancio, hacer algo. Me sorprenden los cientos de personas que me rodean y les sigo: es una reacción en cadena. Pero ahora no estamos hablando de eso. Estamos hablando de Ucrania y de Rusia. Y, Dios lo quiera, de la verdad.
¿Qué nos está sucediendo?
1. La anulación de la ley sobre las lenguas. El Parlamento, para obtener el consenso de Maidan, ha tomado una decisión puramente populista: anular la ley sobre las lenguas, teniendo en cuenta que el Maidan está formado en su mayoría por ucranianos nativos. ¿Cómo ha reaccionado el Maidan? La mayoría ha pensado que todos se han vuelto locos: ¿qué tiene que ver ahora esta ley, cuando lo que pedíamos era que se preparase un proceso para castigar las decenas de asesinatos? De todas formas, la ley sobre las lenguas no se ha anulado porque Turchinov, desempeñando las funciones del presidente, se ha negado a firmar el decreto.
2. El Sector Derecha (es decir, el mal absoluto). El líder del Sector Derecha, Dmitrij Jarosh, se ha reunido recientemente con el cónsul de Israel para asegurarle que el antisemitismo es algo que considera inaceptable.
No digo que el Sector Derecha no sea de derechas, sólo digo que es absolutamente manipulable.
3. Baderovcy \ fascistas \ nazis \ extremistas. Admitamos que existen y que ya han llegado a Kiev, donde uno de cada dos (si no más) tiene un apellido ruso, hebreo, polaco, alemán u otros. ¿Cómo lo han hecho? ¿Han llegado a la chita callando y han convencido a los cuatro millones de habitantes de Kiev? ¿O tal vez los rusos creen aún que Kiev no ha apoyado al Maidan, y que los periodistas occidentales están todos comprados para que no cuenten al mundo la verdad? De hecho, sé por experiencia que los franceses y alemanes son siempre más rápidos que los rusos para reaccionar a la retórica radical de la derecha. Sin embargo, ahora callan.
4. La propaganda rusa. Es difícil explicar cómo se siente uno cuando todos los días nos abruman con toneladas de mentiras mal disimuladas y provocaciones por parte del Kremlin. Pongo algunos ejemplos:
A) la televisión rusa muestra un enjambre de coches que huyen a la frontera entre Rusia y Ucrania (cuando en realidad se trata de la frontera con Polonia);
B) un habitante de Crimea habla de continuas amenazas (cuando en realidad descubrimos después que han pagado a un actor profesional para hacer esa entrevista);
C) las mujeres que lloran en Sebastopol diciendo que llegan de una Odessa “plagada” (cuando en realidad esas mujeres el día anterior estaban en Jarkov);
D) el héroe de Jarkov iza la bandera rusa (cuando en realidad es un provocador llegado directamente desde Moscú).
Podría seguir…
5. La eliminación de Lenin. No amo a Lenin y me alegro de que ya no esté en la plaza Bessarabskaja de Kiev. Pero comprendo que retirar ahora las estatuas de Lenin y destruirlas significaría en este momento desatar el miedo entre muchas personas. Al fin y al cabo, cada ciudad tiene derecho a decidir a quién dedica y dónde erige los monumentos de sus calles. ¿Pero es tan lineal el silogismo: derribamos a Lenin = ahora os mataremos a todos? ¿A qué se debe este pánico? Los monumentos de Lenin no los han derribado misteriosos fascistas sino gente que odia el comunismo, y gente así la hay en todas las regiones de Ucrania.
6. No niego que haya personas de derechas en Ucrania. Mucho menos niego que en Jarkov, Sebastopol, Doneck y otras ciudades, miles de personas han participado en iniciativas pro-Rusia. Esta es nuestra realidad ucraniana. A nosotros nos toca encontrar vías para volver a conseguir la paz, el respeto y la comprensión recíprocas.
No entiendo a los que quieren declararnos la guerra. Usted desde luego no, como tampoco el resto de mis amigos rusos. Tampoco lo quieren las personas que, con valentía, han salido a las calles de Rusia a protestar. Además, difícilmente irán a combatir los que vilmente les han señalado. Esos que durante todo el día incitan a la guerra en internet serán los últimos en partir. Yo, si fuera necesario, iré a defender Ucrania. Ya me he alistado voluntario. Yo, que no quiero. Yo, que seré siempre vuestro amigo de Kiev.
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