Ante la urgencia cotidiana de vivir, que es común a todos y que parece anular cualquier esperanza, ¿tiene todavía algo que decir la Navidad? ¿Se trata tan sólo de un recuerdo que evoca buenos sentimientos, o es la noticia de un hecho capaz de incidir en la vida real?
«La razón de nuestra esperanza es esta: Dios está con nosotros. Pero hay algo aún más sorprendente. La presencia de Dios en medio de la humanidad no se realiza en un mundo ideal, idílico, sino en este mundo real. Él eligió habitar nuestra historia así como es, con todo el peso de sus límites y de sus dramas, para salvarnos, para levantarnos del polvo de nuestras miserias, de nuestras dificultades» (Francisco, Audiencia general, 18 diciembre 2013). Estos días me repito con frecuencia estas palabras del Santo Padre para prepararme para el gran acontecimiento de la Navidad.
¡Al Misterio le gusta desafiarnos constantemente «en este mundo real», sin titubear en las cosas que hace! Por eso Dios elige esas circunstancias que pueden mostrarnos mejor quién es Él y qué extraordinaria novedad puede generar en el mundo. Y esto debería alegrarnos a todos, porque significa entonces que no existe situación, momento de la vida o historia que le pueda impedir a Dios generar algo nuevo. ¿Y de qué modo nos desafía?
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón