Rose Busynge y un centenar de mujeres ugandesas del Meeting Point de Kampala decidieron pasar unos días de vacaciones en Kenia. Un fin de semana tranquilo, que empezó con un viaje de 16 horas en autobús para llegar a Nairobi a las dos de la madrugada. Sin embargo, las mujeres, enfermas de Sida, ya estaban en pie a las siete de la mañana con el deseo de descubrir Kenia. Inmediatamente decidimos sumarnos a ellas, con unos amigos de Nairobi: «¿Podemos ir con vosotras?». Rose respondió: «¡Fantástico! ¡Os esperamos!». Juntos visitamos el centro de la capital y luego comimos de picnic en el Hururu Park. No faltaron los cantos y los bailes.
Tienen unas ganas enormes de vivir y un ímpetu contagioso. Me llamó la atención la fila impaciente que formaron para comprar la revista Huellas y cómo se cuidaban unas a otras. ¿Y Rose? ¿Qué hacía? Disfrutar, observarlas con asombro y aprender de ellas. Me decía: «Míralas, en ellas se ve nuestro método de forma concreta. Continuamente desafían a las circunstancias que tienen delante. Se topan con la realidad y las cosas se hacen suyas inmediatamente. No tienen el problema de hacer discursos, solo viven».
Nos invitaron a bailar con ellas y nos contaron sus vidas. Algo tan hermoso no podía ser solo para nosotros, así que le pedí a Joakim, responsable del movimiento en Kenia, celebrar, en lugar de la asamblea mensual, un encuentro-testimonio con ellas antes de que volvieran a Uganda. «¡Claro! Adelante».
El encuentro comenzó con las mujeres, colocadas en dos filas, dando una bienvenida festiva a la gente que entraba en la sala. Iban a hablar siete de ellas, alguno murmura: «Esto va a ser largo...». Al final será una revolución. Estos testimonios, tan diferentes entre sí, llenos de sufrimiento y de humor, tan conmovedores que han supuesto un "nuevo inicio" para todos. Al escucharlas uno se daba cuenta de sus propios prejuicios, de vivir un poco anestesiado, de haber "reducido" su mirada ante los problemas de la vida...
Los días han pasado y en la comunidad se sigue hablando de Rose y sus mujeres. Es increíble cómo cada uno de nosotros se ha sentido interpelado y desafiado a mirar de un modo nuevo la realidad.
Joakim quedó tan entusiasmado que propuso a Rose que guiara la Jornada de inicio de curso en Nairobi, donde Rose volvió a descolocarnos una vez más. Empezó el encuentro explicando por qué sigue a don Giussani y Carrón, y nos invitó a ver juntos el video de Carrón en la Jornada italiana. En resumen, no dijo mucho, y lo poco que dijo muchos ya lo habíamos escuchado. Pero el acento inconfundible de quien comunica una experiencia verdadera volvió a hacerse contagioso, y caló hondo entre nosotros.
Elisabeth, una joven amiga protestante que nos frecuenta desde hace poco, comentó: «Lo que ha dicho se me ha quedado tan grabado que me he sorprendido viviendo de otra forma hasta el trabajo, con todas las dificultades que sigo teniendo». Todos podrían contar ejemplos parecidos. Realmente está siendo un nuevo inicio para toda la comunidad, y ha llegado por gracia, en una sencilla amistad.
Masu, Nairobi
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