Tendría muchas cosas que decir al respecto del teinvitoacenar, quizá lo primero que sentí cuando por fin nos paramos es que necesitaba hacer una autoevaluación de lo que tengo, de lo que soy y a dónde me dirijo.
Nosotros (mi marido y yo) estuvimos en cocina, con lo cual era difícil estar en contacto pleno con los invitados, ver en sus caras la reacción que experimentaban con todo aquello, una cena de lujo en un enclave inmejorable, pero nos pudimos escapar un poco de la cocina al final de la cena y... llegamos en la mejor parte, el momento de darle los regalos a los niños. Fue algo increíble.
Nosotros tenemos dos hijos de 12 y 8 años cada uno y creo que nunca he visto en su cara reflejada la felicidad de esos niños al recibir sus regalos, regalos (a nuestros ojos hartos de regalos) insignificantes, pero que para ellos suponían el mejor de los tesoros. Sus caras reflejaban la alegría y la ilusión, la sorpresa y el agradecimiento y en la de sus padres la emoción de ver a sus hijos felices.... que en definitiva es lo que todos los padres queremos para nuestros hijos, armonía y felicidad.
Por esto y por otros muchos sentimientos que tuve he de reconocer que es una experiencia para repetir, para recomendar y animar a la gente que participe activamente de iniciativas como esta porque ellos se lo merecen y nosotros los necesitamos para darnos cuenta de lo realmente esencial.
Mil gracias por contar con nosotros.
Nos vemos pronto.
Marina
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