Soy maestro y tengo una licenciatura, pero llevo 28 meses en paro. He ido trabajando en lo que encontraba, y mi último trabajo ha sido como socorrista en una piscina. Me sentía desmoralizado y escéptico de poder trabajar en esta profesión que tanto me gusta. Un amigo me recomendó ir al Centro de Solidaridad. Presenté un curriculum resumido de mis estudios y experiencia, pero la persona que me recibió me dijo: “Pero bueno, en este CV no has puesto casi nada. ¿No has hecho prácticas en la carrera? ¿No has trabajado como maestro nunca? Vamos a rehacer tu curriculum”. Y allí me fue tirando de la lengua, haciéndome recordar cosas que sí he hecho, diversos colegios en los que he trabajado haciendo suplencias, trabajo voluntario como maestro en Sudamérica y otras cosas más. “¿Y tu inglés?” – “Es bastante bueno, y me voy a presentar al examen del British en junio”.
Cuando terminamos de escribirlo me hizo leerlo cuidadosamente diciendo: “Es muy importante que me digas si crees que éste eres tú o no”. Yo me quedé asombrado, porque sí, sí que soy yo el de ese curriculum. ¡Me dio un subidón! A la semana siguiente me llamaron para un trabajo; y a la siguiente, otro. Desgraciadamente no me seleccionaron en ninguno de los dos, pero estoy seguro de que pronto encontraré un trabajo en mi profesión.
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