Mendi vino de Senegal a España en 2008, porque su marido estaba ya aquí con permiso de residencia y trabajo, y un buen empleo en la construcción. Ella tenía permiso de residencia pero no de trabajo. En su país había cursado un año de estudios universitarios, y aquí quería seguir estudiando.
Vino al Centro de Solidaridad en 2009 al saber que hacíamos cursos de auxiliar de geriatría, pero por no tener permiso de trabajo no tenía acceso a los cursos financiados por la Administración, que son para personas en paro. Viendo que había más personas en situaciones similares, decidimos organizar un curso de Auxiliar de Geriatría financiado por nosotros en colaboración con Medicina y Persona, siendo el profesor y la secretaria del curso voluntarios.
Pronto consiguió el permiso de trabajo, y empezó a trabajar primero en el servicio doméstico, pues su permiso era restringido, y luego en una residencia de ancianos.
El verano de 2011 nos llamó para decirnos que estaba muy contenta porque por fin esperaba un niño, pues no tenían hijos. Estaba trabajando en una casa media jornada con contrato. Quedó en llamarnos en cuanto tuviera a su hijita, y vendría a que conociéramos a su marido y a la niña.
A finales de año vino al Centro con su marido y la niña, que es preciosa. Nos hicimos fotos, todos muy sonrientes. Estuvimos hablando de su vida y sus dificultades, y al marido le llamó la atención un dibujo en la pared del despacho.
- ¿Qué es ese dibujo? ¿Qué representa?
Pilar le explicó que era la imagen de El Ícaro de Matisse, que indica que el hombre tiene dentro un corazón que le arrastra a las estrellas. Pero que desgraciadamente muchas veces no vemos las estrellas, demasiado ocupados en mirar al suelo, como hacen las vacas.
- Entonces, ¿dice que hay que ser bueno para poder ir al cielo?
- No, no. ¿Ves ese corazón rojo? Eso es que el bien ya lo llevamos dentro, sólo tenemos que dejar que el Señor nos lleve de la mano y ocuparnos de no pasarnos la vida mirando al suelo pensando sólo en comer y dormir.
Nos pidió que le hiciéramos la entrevista para buscarle trabajo, porque está en paro. No teníamos nada que ofrecerle en ese momento para su perfil, pero se fueron agradecidos.
A poco de irse vimos que se había dejado la tarjeta de identidad, le llamamos y quedó en venir al día siguiente a recogerla. Cuando llegó, tras recoger su tarjeta, quiso esperar diciendo que tenía que hablar con Pilar y le dijo:
- ¡Cómo me alegro de haberme dejado la tarjeta, porque así me puede usted explicar otra vez lo de “el Pícaro de Madrid”!
Hoy hemos hablado con Mendi por teléfono. Están muy apurados, porque él sigue sin trabajo y ella también. Me dice que llevan dos meses sin poder pagar ni el piso ni el gas, pero que confían en Dios y en nosotros. Sabemos que Él no les va a fallar, y esperamos tampoco fallarles nosotros.
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