Al trabajar el capítulo sobre la Caridad y poder ver su contenido encarnado en los rostros de testigos que nos acompañan, he podido conocer más la personalidad de Cristo. Y, al conocer más a este Tú, he descubierto mucho más el yo. He podido descubrir y tomar conciencia de quién soy yo, de qué estoy hecho, para qué estoy hecho y esto ha sido una revolución para mi vida. Me ha cambiado completamente la forma de estar en la realidad. Constatar que Su caridad me precede, que me genera cada instante, ha cambiado la concepción que tengo de mí mismo. El foco ya no está puesto en mis proyectos, en mis imágenes, en mi límite, en mi capacidad o incapacidad. Este abrazo vale mucho más que todo eso. Es el factor verdaderamente decisivo que colma mi conciencia y que me lanza a la realidad y me hace estar disponible para la obra de este Tú. El resultado que ha tenido en mi mujer y en mí tomar conciencia de esto es la abolición definitiva de la soledad y una experiencia de liberación. Ahora, nos mantenemos en pie frente a problemas que hace tan solo un año nos hubieran tumbado; en lugar de detenernos, de seguir bloqueados poniendo la esperanza en pequeñas cosas que aparentemente nos dan aparente seguridad y comodidad, nos hemos puesto a disposición del Señor. Incluso hemos hablado con algunos de nuestros amigos para avanzar en este darnos, en este ir más allá.
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