La del jueves 19 de noviembre fue una de las homilías más difíciles para el Papa Francisco: «Todo el mundo» hoy «está en guerra», constató, y «no hay justificación». La falta de voluntad para buscar la «vía de la paz» provoca el llanto de Dios. Y los que causan y quieren la violencia «son malditos, son delincuentes». Lo dijo en la homilía matutina de la Misa que celebró en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana.
En el Evangelio se leía que Jesús se acerca a Jerusalén y, probablemente desde una altura, la ve y llora, por lo que dirige a la ciudad estas palabras: «¡Si hubieras comprendido también tú, en este día, lo que lleva a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos». El Pontífice comentó: «Pero también hoy Jesús llora. Porque nosotros hemos preferido las vías de las guerras, la vía del odio, la vía de las enemistades. Estamos cerca de Navidad: habrá luces, habrá fiestas, árboles luminosos, hasta pesebres… todo maquillado: el mundo sigue haciendo la guerra, haciendo la guerra. El mundo no ha comprendido la vía de la paz».
Papa Bergoglio recordó las recientes conmemoraciones sobre la Segunda Guerra Mundial, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, su visita a Redipuglia del año pasado por el aniversario de la Gran Guerra: «Masacres inútiles», insistió, retomando las palabras de Benedicto XVI. «Por doquier hay guerra hoy, hay odio», subrayó con tristeza.
Y después se preguntó: «¿Qué queda de una guerra, de esta que estamos viviendo ahora?». La respuesta es evidente: «Ruinas, miles de niños sin educación, muchos muertos inocentes, ¡tantos!, y mucho dinero en los bolsillos de los traficantes de armas. Una vez Jesús dijo: ‘No se puede servir a dos jefes: o Dios o las riquezas’. La guerra es justamente la elección de las riquezas: ‘Hagamos armas, así la economía se equilibra un poco, y sigamos adelante con nuestros intereses’».
Después, el Papa indicó: «Hay una palabra fea del Señor: ‘¡Malditos!’. Porque Él dijo: ‘¡Benditos los que hacen la paz!’. Estos que hacen la guerra, que hacen las guerras, son malditos, son delincuentes. Una guerra se puede justificar (entre comillas) con muchas razones, muchas razones. Pero cuando todo el mundo, como hoy, está en guerra, ¡todo el mundo!: es una guerra mundial (a pedazos: aquí, allá, por todas partes), no hay justificación. Y Dios llora. Jesús llora».
El Papa denunció nuevamente: «Y mientras los traficantes de armas hacen su trabajo, hay pobres agentes de paz que solo por ayudar a una persona, a otra, a otra, a otra, dan la vida». Justamente como se comportó «un icono de nuestros tiempos, Teresa de Calcuta». En contra de la cual, «con el cinismo de los poderosos, se podría decir: ‘Pero, ¿qué hizo esa mujer? Perdió su vida ayudando a la gente a morir’. No se comprende la vía de la paz…», afirmó con amargura.
Al final, Papa Francisco invitó a «pedir la gracia del llanto, por este mundo que no reconoce la vía de la paz. Que vive para hacer la guerra, con el cinismo de decir que no lo hace. Pidamos la conversión del corazón. Justamente a las puertas de este Jubileo de la Misericordia, que nuestro júbilo, nuestra alegría sea la gracia de que el mundo vuelva a encontrar la capacidad de llorar por sus crímenes, por lo que hace con las guerras».
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