«Existe un fuerte vínculo que ya nos une, más allá de cualquier división: es el testimonio de los cristianos, pertenecientes a iglesias y tradiciones distintas, víctimas de persecución y violencia solo a causa de la fe que profesan». Con estas palabras, el Santo Padre recibió a los miembros de la Comisión internacional anglicano-católica el pasado 30 de abril. Se trata tan solo de la última intervención del Papa dedicada a la tragedia de tantos cristianos y de tanta gente cuyos derechos fundamentales a la vida y a la libertad religiosa son sistemáticamente violados.
Esta situación nos interpela profundamente y debe animarnos a unirnos, en Italia y en todo el mundo, en un gran gesto de oración a Dios y de cercanía con nuestros hermanos y hermanas. Imploremos al Señor, inclinémonos ante el martirio de personas inocentes, rompamos el muro de la indiferencia y del cinismo, lejos de cualquier instrumentalización ideológica o confesional.
De aquí nace la propuesta de dedicar, en Italia y en todas las comunidades del mundo que se quieran adherir, la próxima vigilia de Pentecostés, el sábado 23 de mayo de 2015, a nuestros mártires contemporáneos.
Con este propósito se está trabajando también en un proyecto de difusión -a través de las redes sociales- de testimonios e historias de diversos países: relatos de fe y de amor extremo, hechos de unidad y de caridad. Son muchísimos los cristianos y los hombres de toda confesión capaces de testimoniar el amor a costa de la propia vida. Testimonios así no pueden quedar silenciados porque constituyen para todos un motivo de adhesión al bien y de resistencia ante el mal.
Conferencia Episcopal Italiana
Roma, 30 de abril de 2015
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