Los líderes cristianos de Iraq han hecho un llamamiento a la Unión Europea para que ayude a su país a evitar una guerra civil, que amenaza al futuro del país y a sus minorías, «muy frágiles». Los Jefes de Estado de los países miembros de la UE debatirán el 16 de julio una política común en relación con la crisis de Iraq.
Teniendo en cuenta el rápido deterioro de la situación en Iraq, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada invitó a una delegación –presidida por Su Beatitud Louis Raphaël Sako, Patriarca de la Iglesia católica caldea– a visitar Bruselas. El Patriarca Sako, acompañado por el Arzobispo católico sirio de Mosul, Yohanna Petros Moshe, y por el Arzobispo católico caldeo de Kirkuk, Yousif Thomas Mirkis, se reunió con el Presidente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy, así como con miembros de la Comisión y del Parlamento Europeo.
El Patriarca Sako habló a los representantes de la UE sobre la situación de la minoría cristiana, debilitada, que es extremadamente difícil; sin una solución pacífica, «solo quedará una presencia simbólica de cristianos en Iraq. Si estos se marchan del país, habrá finalizado su historia». El Patriarca continuó diciendo que los cristianos siguen huyendo de los territorios controlados por yidahistas militantes al norte del país, a pesar de que «hasta ahora no han sido atacados como grupo. También huyen los musulmanes, que han encontrado refugio en los pueblos vecinos, en casas de familias cristianas y en edificios de la Iglesia».
La delegación expuso que la comunidad cristiana, a pesar de la sistemática persecución a lo largo de los 19 siglos de su existencia, sigue desarrollando un papel constructivo en las negociaciones entre las partes de este conflicto de carácter religioso, facilitando las relaciones con la comunidad internacional. Los cristianos, que no toman partido por ninguna de las partes y que promueven soluciones no violentas, suelen asumir un papel mediador entre los diferentes actores del conflicto y se esfuerzan por tender puentes mediante el diálogo. «Tenemos fama de ser mediadores desinteresados, que solo buscan el bien del país. Cuando los grupos en conflicto se niegan a reunirse fuera y les invitamos a hablar en nuestras iglesias, entonces vienen».
Tunne Kelam, del Partido Popular Europeo, afirmó que la crisis de Iraq ha hecho que la situación de los cristianos en Próximo Oriente ocupe un mayor puesto en la preocupación de los políticos de la UE: «No podemos continuar siendo indiferentes con su situación. La UE debe hacer todo lo posible para ayudarles y a fin de sentar las bases para que los cristianos, el grupo de la población más antiguo conocido en esa región, puedan seguir viviendo allí en igualdad de condiciones y con respeto mutuo».
A pesar de su papel vital como eslabón en la sociedad iraquí, la falta de seguridad y el aumento del sectarismo ha llevado a que la comunidad cristiana se haya convertido en una sombra de lo que era. Antes de la invasión liderada por Estados Unidos en el año 2003, había en Iraq 1,5 millones de cristianos; el 70 % de ellos vivía en Bagdad. Hoy en día hay menos de 400.000 cristianos. Si bien la mayoría de ellos sigue viviendo en Bagdad, se está produciendo un éxodo continuado hacia el norte, hacia las regiones controladas por los kurdos, donde al parecer la situación es segura para ellos.
El Patriarca Sako declaró: «En tiempos de Saddam teníamos seguridad, pero no libertad religiosa. Hoy en día tenemos libertad religiosa, pero no seguridad». El Arzobispo Mirkis lo confirmó al decir que hoy en día «reina tal pánico que pocos cristianos ven su futuro en Iraq». Los líderes de la Iglesia católica temen que la continuación de la violencia en Iraq acelere el final de casi 2.000 años de cristianismo en Iraq.
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