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«Un Papa che llama a nuestra puerta»

Francesco Belletti*
27/02/2014
Francesco Belletti.
Francesco Belletti.

Seguramente sea el sueño de muchos abrir la puerta de casa y encontrarse delante el rostro sonriente del Papa Francisco que nos dice: «Me presento a la puerta de su casa para hablarles…». Así empieza la Carta a las familias publicada el 25 de febrero por la Santa Sede, confirmando esa línea directa y de profunda sintonía que desde el principio se ha establecido entre un Papa encontrado y llamado «casi al fin del mundo» y una inmensa cantidad de personas, en todo el mundo. En ese contexto, el tema del que hablar casi sería lo de menos. Inmediatamente, invitaríamos a entrar a tan ilustre invitado, no sólo en el salón de nuestra casa sino también en nuestro corazón, porque pocos como el Papa Francisco tienen una mirada que pasa directamente de los ojos al corazón.

La Carta ha sido escrita para recordar a todas las familias la cita de la Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para discutir sobre “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”, que se celebrará en Roma el próximo mes de octubre. Ante todo, es una invitación a participar y a sentirse implicados, aunque obviamente serán pocas las familias que podrán participar directamente en el Sínodo. Pero el Papa Francisco quiere implicar y responsabilizar a todas las familias de cara a este evento. Y el instrumento privilegiado para ello es sin duda la petición de una oración, no como un acto formal o ritual, sino como concreta y urgente petición al Espíritu en cada instante de la vida.

Resuenan también aquí las palabras de su primer discurso como Papa: «Y ahora quisiera dar la Bendición, pero antes, antes, os pido un favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí». De nuevo con esta Carta, el Papa Francisco viene a llamar a nuestra puerta, y a pedirnos lo mismo, porque «el apoyo de la oración es necesario e importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias».

Serán muchas y sabias las palabras que circularán durante el Sínodo en los documentos y discursos, pero las más poderosas, las más importantes, quizá sean las que cada familia pronuncie, con sus hijos, tal vez en un pequeño pueblo «casi al fin del mundo», en la oración de la noche, acordándose del Sínodo: posiblemente, pocas palabras, sencillas, pero precisamente por ello verdaderas y eficaces.

Tal vez con esta carta el Papa Francisco consiga también que se abra la puerta de muchas familias que viven encerradas en sus sufrimientos, empobrecidas por sus fragilidades, por la fatiga cotidiana, aisladas y abandonadas. Ofreciéndoles así esa proximidad y compañía de la familia y entre las familias que sigue siendo el principal signo de la unidad cristiana.

*Presidente del Foro de las asociaciones de familia en Italia

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