”Desde hace meses la Iglesia y toda la comunidad internacional miran con grave preocupación y profunda tristeza la escalada de violencia en Siria, donde parece que las armas han sustituido el diálogo”
Comienza así la declaración sobre la situación en Siria de la Presidencia del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) publicada ayer tarde y firmada por el presidente de ese organismo el cardenal Peter Erdo, arzobispo de Esztergom-Budapest (Hungría) y por los vicepresidentes, el cardenal Angelo Bagnasco arzobispo de Génova (Italia) y el arzobispo Jozef Michalik, de Przemysl (Polonia).
“Esperamos que las autoridades del país, la población y todos los creyentes, cualquiera que sea su religión, miren a Dios y encuentren el camino que haga cesar todas las hostilidades, deponer las armas y emprender la senda del diálogo, de la reconciliación y de la paz. Este conflicto ,inevitablemente, no puede por menos que acarrear lutos, destrucción y graves consecuencias para el noble pueblo sirio. La guerra es un callejón si salida. La felicidad sólo se puede alcanzar juntos; jamás en el predominio de unos sobre otros”, prosigue el texto.
“Los próximos días pueden ser decisivos para los resultados de esta crisis. Exhortamos, por lo tanto, a los cristianos de Europa a multiplicar sus oraciones por la paz en esa región. Nuestra fe nos lleva a esperar en que sea posible una solución de la crisis, leal y constructiva, respetuosa de los intereses de cada uno. Es necesario encontrar de nuevo el espacio para un diálogo de paz; nunca es demasiado tarde para comprenderse, para negociar y construir un futuro común”.
“Tenemos la certeza de que, con la ayuda de Dios, el sentido común puede prevalecer y llevar a una convivencia pacífica en la verdad, en la justicia, en el amor, en la libertad y en el respeto de todas las minorías, en particular de los cristianos del país”, concluye la declaración.
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