¿Sobre qué se ha hablado en esta jornada, cuantas personas participaron?
Fuimos un grupo de cincuenta personas que ha dedicado toda la jornada a profundizar este tema para ponerse en camino sinodal, que quiere decir camino hecho juntos, camino de comunión. Y además porque toca la nueva evangelización que Juan Pablo II lo planteó en América Latina.
¿Y el tema central, el leitmotiv?
Hoy monseñor Fisichella dio la primera conferencia sobre la Nueva Evangelización explicándola según el magisterio de la Iglesia. Recordó que la primera cita sobre Nueva Evangelización fue en la conferencia de Puebla, inmediatamente después del viaje a Polonia, y Juan Pablo II lo retomó en Puerto Príncipe, en 1983. El 12 de octubre de 1984, camino al novenario del año de preparación al V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo, el papa dijo que se necesitaba una Nueva Evangelización como aquella de los orígenes, con el mismo potencial de santidad, celo misionero, etc.
¿O sea que el término está relacionado con Latinoamérica?
Salió un estudio muy profundo, incluso analítico en algunos momentos en los que recorrió el proceso de la acuñación del término Nueva Evangelización. Desde el Concilio Vaticano II, pasando por la Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, y ahora el pontificado de Benedicto XV con la creación del dicasterio para la Nueva Evangelización. Hizo una especie de estudio del concepto de la Nueva Evangelización en el magisterio de la Iglesia, con una referencia fuerte a América Latina.
¿Bien, pero el desafío concreto?
La segunda cosa fue plantear los desafíos y los retos para América Latina, la afirmación de que el patrimonio más precioso de estos pueblos es la tradición de fe católica. Y que esa tradición está vigente entre nosotros. A través de tantos y tantos bautizados pero también a través de los tesoros de ese gran mosaico que es la religiosidad popular.
Eso se expresa también en la sabiduría de vida, en la pasión por la justicia, en muchas expresiones de la vida y de la cultura de nuestro pueblo. Por eso los obispos en Aparecida afirmaban que la tradición católica es cimiento fundamental de la identidad original y unidad de América Latina.
Indudablemente la tradición es muy importante.
Sí, pero ya no podemos contentarnos con el recuerdo romántico de la primera evangelización. De allí el apelativo de continente católico en medio de los océanos de secularización. Nuestra tradición católica está viviendo en América Latina un fuerte proceso de erosión. El papa Benedicto XVI en Aparecida habló de un proceso de debilitamiento de la fe en América Latina.
¿Cuáles son los factores negativos?
Ciertamente está por una parte la marea de secularización que invade por doquier las redes urbanas, de América Latina. Está la emigración de muchos católicos bautizados en la Iglesia hacia otras comunidades cristianas y sectas. Sobre todo allí donde la Iglesia está ausente o no ofrece respuesta suficiente a las necesidades religiosas porque disminuida por la propia autosecularización.
Después también los poderes internacionales y comparsas locales que consideran la vigencia católica en América Latina como una anomalía que hay que cambiar. Más profundamente todavía la presencia capilar del hedonismo y relativismo que va socavando la tradición cristiana y el ethos cultural de nuestro pueblo.
¿Y ante de las dificultades cuál es la respuesta?
Todo eso no es el mayor peligro y reto. La Nueva Evangelización indicó monseñor Fisichella no es una respuesta a las amenazas que tenemos. No, el problema mayor de la Iglesia es siempre el de ser cada vez más fiel a su Señor: en la celebración en el anuncio del mensaje y la propagación de la fe. La Nueva Evangelización brota no como una reacción sino de la entraña misma del ser cristiano, de la misión de la Iglesia. Por ello, lo fundamental es una Iglesia continuamente evangelizada para poder ser ardientemente evangelizadora.
¿Cuáles son las necesidades?
Dentro de ese cuadro se plantearon muchas cosas. La necesidad de contar con más sacerdotes y más santos, de la formación para la nueva evangelización en la cultura de nuestro pueblo. Se habló de la tarea fundamental de la evangelización de la juventud, de los paradigmas educativos y evangelizadores de las jornadas mundiales de la juventud y el camino de los jóvenes latinoamericanos hacia Río de Janeiro. De la evangelización de la familia hoy muy desafiada cuestionada y agredida, como la primera casa y escuela de comunión. Comenzando por el testimonio de la belleza de un amor fiel, fecundo y feliz como parte del matrimonio y del hogar familiar. Se habló también de la corresponsabilidad de los laicos en la formación de las nuevas generaciones, de los líderes laicales que estén presentes en todos sectores de la vida pública, académica, de las comunicaciones sociales, política, etc.
Y se intercambiaron muchísimas experiencias y propuestas para la evangelización en América Latina, lo que se traduce hoy en misión continental.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón