El obispo Bechara Rai, patriarca de Antioquia y de todo el Oriente
Un "país mosaico", donde conviven musulmanes, drusos, cristianos maronitas, sirios, caldeos. En una tierra que hizo de cuna de la civilización, "bautizando" por primera vez a los discípulos de Cristo con el nombre de cristianos (Act 11, 19 26). Pero que hoy tiene que hacer las cuentas con las luchas entre chiítas y sunitas, un naciente gobierno después de meses de bloqueo, las acusaciones de la ONU a Hezbolá -entre los elementos del nuevo ejecutivo- por el homicidio del primer ministro Rafiq Hariri en 2005, y muchas otras heridas abiertas. Como las que se refieren a la Iglesia local, una de las comunidades más antiguas del mundo, que en los últimos años se ha reducido notablemente (en 1932, fecha del primer y último censo del Líbano, los cristianos eran el 63% contra el actual 39%). Este es el contexto en el que se encuentra trabajando Monseñor Bechara Rai, desde marzo guía de la Iglesia Católica maronita. Nacido en 1940, fue obispo de Jbeil-Byblos, como 77º patriarca de Antioquia y de todo el Oriente es el punto de referencia para cerca de tres millones de fieles -de los cuales dos en la diáspora, desde América a Australia-, repartidos en veintitrés diócesis y dos vicarías en Líbano y en otras partes del mundo. Monseñor Rai, que después de su elección quiso tener un encuentro con los líderes de los partidos cristianos en el Líbano, organizó una cumbre entre los diferentes líderes religiosos y espera pronto poder hacer dialogar a los políticos musulmanes con los cristianos, cuenta a Huellas de qué forma puede volver a comenzar el país que Juan Pablo II definía como "un ejemplo de pluralismo para Oriente y Occidente".
¿Qué queda de este "país mosaico" en el cual vivían codo con codo por lo menos dieciocho confesiones?
El Líbano "mensaje y ejemplo" permanece tal cual, a pesar de la crisis política, porque la especificidad del Líbano es su Pacto Nacional de 1943, renovado en 1990. Se trata de la convivencia de cristianos y musulmanas establecida por la Constitución. El Líbano, rindiendo homenaje a Dios, respeta todas las religiones, reconoce sus autonomías legislativas y judiciales en materia de religión, de matrimonio y de sus efectos civiles. Las dieciocho confesiones viven todavía en armonía y todas quieren conservarla.
¿Por qué el Líbano es tan importante para el mundo?
Porque se distingue de todos los demás países por su especificidad. Habiendo sido fundado sobre la convivencia, cristianos y musulmanes participaron sobre una base igualitaria del poder político y administrativo y siendo una República parlamentaria democrática, el Líbano representa el oasis de las libertades políticas a la cabeza de las cuales están la libertad de expresión y la libertad de religión y de conciencia. Es un lugar de diálogo de culturas y de religiones, lo cual favorece el pluralismo en la unidad.
Sin embargo los cristianos se presentan divididos en el ámbito político: existe el "bloqueo del 14 de marzo" que ve a los partidos cristianos aliados con los musulmanes sunitas y el "bloqueo del 8 de marzo" que ve a otros cristianos con los chiítas y hezbolá. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Al principio la división se basaba en alianzas mixtas con ocasión de las elecciones legislativas, según los cánones de la ley electoral. Esta última exige que musulmanes y cristianos de la misma zona electoral formen listas mixtas. Después del actual conflicto político entre sunitas y chiítas, que reviste una dimensión continental e internacional, la alianza se convierte en una elección política; los cristianos del "bloqueo del 14 de marzo" consideran que la alianza con los sunitas conservará el Líbano en su pacto de verdadera convivencia y en su naturaleza civil y democrática y evitará un régimen religioso chiíta. Los cristianos del "bloqueo del 8 de marzo" consideran, en cambio, que la alianza con los chiítas salvará al Líbano y a su sistema civil y democrático.
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