“Puede parecer un poco genérico el título de este encuentro”, afirmaba Stefano Alberto, profesor de Teología en la Universidad Católica de Milán, al presentar el ciclo de encuentros titulado “Experiencias a prueba” en el Meeting de Rimini. “Es la ocasión para ir hasta el fondo de lo que le ha sucedido a una de las figuras más prometedoras de la teología anglicana tras su encuentro con el carisma de Luigi Giussani”, continúa mientras presenta a Andrew Davison, profesor de Doctrina en la Westcott House de Cambridge.
Para Davidson, la amistad con el movimiento ha sido algo querido por la Providencia, que se ha presentado como una “evidencia que me ha obligado a profundizar en lo que es Comunión y Liberación (...). Vosotros vivís como si la fe fuera real. Lo primero que me impresionó fue vuestro celo y vuestra alegría. Creo que sólo una fe por la que podamos dar la vida (como los mártires) puede ser verdadera. Por ese motivo, don Giussani nos invita a no adormecernos. Porque vosotros sois serios, pero no estáis serios, siempre cantáis. Invitáis a vuestros amigos a la alegría, no a la restricción, y educáis en el deseo”.
Es precisamente la amistad lo que sorpredió a Davison del pueblo de CL. “El ecumenismo hoy sólo puede suceder como amistad. Por eso el movimiento puede hacer mucho por la unidad de la Iglesia”. Esta capacidad de encuentro es definida por el ponente no tanto como algo que le suscita curiosidad sino como algo que le maravilla. “Vosotros disfrutáis del trabajo del Espíritu allí donde estéis y dáis valor a la experiencia de cada persona, que nunca es igual a otra”. Esta modalidad se explica a través de la preferencia. “Es una característica vuestra tener abiertos los ojos para una tarea particular que Dios os da. Sólo así se puede recibir el mundo como un don de Dios”. En definiva, el mundo no es algo que hay que amar “en general”, se aman “las cosas y las personas concretas, según el ordo amoris de San Agustín”.
El teólogo continúa describiendo los principales puntos de encuentro entre CL y la Iglesia anglicana, como el amor por la poesía y la música, ya sea sacra o profana. “Sólo hay dos tipos de música, la mala y la buena. Todo es ocasión para hacer experiencia de Dios”. También habló de política. “Lo mejor que podemos hacer es seguir el principio de subsidiariedad porque todos vivimos juntos nuestras vidas, y por tanto la vida cotidiana es un ámbito político”.
Para terminar, Davison destaca dos aspectos que considera que la Iglesia inglesa debería aprender: la amistad y la capacidad para reclamar a las personas a la fe. “Vosotros no nos invitáis a compartir vuestras ideas sino vuestra vida. El carisma se testimonia en una amistad. Tenéis la capacidad de llamar a las personas a la fe con una combinación real y arriesgada: la propuesta de ‘gustad y ved’”.
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