«Comboni para mí es una presencia, un encuentro que me fascinó cuando tenía 13 años. No es una gracia del pasado, una reliquia de museo, sino un hombre de Dios, una novedad continua». El padre Enrique Sánchez González, superior general de los misioneros combonianos, repite continuamente estas palabras: encuentro, fascinación, presencia. Hace unos días participó en un encuentro en Verona, donde estos días se muestra una exposición sobre la evangelización en el continente negro. Se expuso el pasado mes de agosto en el Meeting de Rimini y ahora comienza una gira por varias ciudades y países. Verona será la primera parada por ser el lugar donde maduró la vocación del obispo misionero y donde se encuentra la casa madre de este instituto religioso. En este encuentro participó también monseñor Giuseppe Zenti, que incluso interrumpió sus ejercicios espirituales para poder estar presente.
La pasión por comunicar la fe es el rasgo distintivo de san Daniele Comboni. «Fue un pionero del diálogo con el islam, pero también fue el primero en denunciar su dureza, a pesar de que la religión de Mahoma estuviera entonces en decadencia», explicó el historiador Giampaolo Romanato. «Puso rostro a lo imposible, desafió la esclavitud, compartió la vida con la gente a la que todos rechazaban, poniendo de manifiesto que cada uno de ellos, cada africano tiene un valor infinito. Les ofreció una compañía, un camino que continúa hoy», añadió el padre Sánchez.
Les acompañaba en la mesa Rose Busingye, en cierto modo también ella es «hija» del santo de Verona, pues cuando era joven se reencontró con la fe gracias a un misionero comboniano, el padre Tiboni. La ugandesa Rose encarna el ideal de Comboni de «salvar África por medio de África». «Nunca he dudado de que Dios existiera, pero sí pensaba que era para los buenos y valientes, no para los más pobres. Tiboni me hizo descubrir quién soy, a quién pertenezco, y esto se hace cultura, es decir, el principio de un modo nuevo de concebirme a mí misma y a los demás. Se hace posible así el fin de la esclavitud, se hace posible decir incluso a un enfermo de SIDA: tú tienes un valor infinito». Salvar África por medio de África: «Cuando descubres tu valor, descubres también el valor del otro. Mis amigos, los miles de enfermos y huérfanos el Meeting Point International, han empezado a ayudarse entre ellos, a tener cuidado de no infectarse, a socorrer al que tiene necesidad, a ser protagonistas de su propia vida». Es un desafío para el presente el diálogo que Dios establece con el corazón humano a través de hombres como Comboni.
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