Noventa mil personas han participado en la 32ª peregrinación Macerata-Loreto. Llegados desde diversos puntos de Italia, recorrieron en silencio y por la noche los 27 kilómetros que separan a Macerata de la Virgen de Loreto.
Antes de iniciar el camino, Rose Busingye, enfermera de Uganda, dio un testimonio en el que señaló a los peregrinos el “punto de partida: que Dios se ha conmovido por mí, que soy nada. Si me fío, el gesto es de Dios hacia mí. Si le doy crédito, se abre ante mí un camino que me permitirá conocerlo todo”.
Tras el testimonio de Rose, el cardenal Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, celebró la misa en el estadio Helvia Regina de Macerata: “por el camino nos dolerán los pies, y entonces sabremos que es el corazón el que guía. Nos cansaremos, igual que nos sucede siempre, antes o después, cuando seguimos a Cristo. En esos momentos tendremos la tentación de pararnos”. Una tentación que sólo puede ser vencida por la certeza del destino, señala Caffarra: “Cristo es todo. Es el camino, es la meta, y es la fuerza que nos hace seguir caminando”.
Julián Carrón envió también un mensaje a los peregrinos señalando precisamente hacia la meta: “¡Cristo ha resucitado! Desde hace dos mil años la Iglesia nos lo anuncia incansablemente. La Resurrección de Cristo es el acontecimiento que domina la historia, un hecho que ningún error nuestro puede eliminar. Este hecho es la razón de nuestra esperanza, y por eso es este hecho el que debe guiar nuestros pasos desde el primer instante del camino: Su presencia resucitada”.
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