Testimonios de altísimo nivel para el descubrimiento científico más importante del año. Por un lado, Laura Cadonati, profesora en la Escuela de Física del Georgia Institute of Technology y responsable del comité que dirige el análisis de datos del proyecto Ligo, que ha obtenido «un resultado que Einstein predijo en 1916, y por tanto esperado por la comunidad científica desde hace cien años», subrayó el moderador, Marco Bersanelli, profesor de Astrofísica en la Universidad de Milán.
Por otro, Roberto Battiston, presidente de la Agencia Espacial Italiana (ASI), que gracias sobre todo a los resultados positivos de la misión de prueba Lisa Pathfinder lanzada en diciembre de 2015, ha presentado con optimismo los resultados potenciales del proyecto Lisa, que permitirá el estudio de las ondas gravitacionales desde un punto de vista completamente nuevo.
Todo ello acompañado por una maravillosa secuencia de diapositivas con imágenes y videos que han cautivado la atención del numerosísimo público.
La astrofísica comenzó explicando el fenómeno físico de las ondas gravitacionales, es decir, la deformación de la curvatura del espacio-tiempo. El público pudo apreciar el concepto gracias a animaciones donde el espacio bidimensional aparecía representado como un tejido. «Las ondas gravitacionales son ondas sobre este tejido bidimensional que se propagan por el movimiento espiral de dos objetos increíblemente pesados».
Es el caso de dos agujeros negros por la onda captada por Ligo, una estructura en forma de L cuyos brazos miden cuatro kilómetros de largo cada uno. Estructura que ha permitido mostrar, gracias a un complejo sistema de láser, una diferencia de situación entre ambos brazos por una distancia aproximada a una milésima de la dimensión de un protón, y lo ha hecho de manera inequívoca, dos veces, lo que llevó al anuncio del descubrimiento el 11 de febrero pasado.
Pero la investigación no acaba aquí. «Detrás del ángulo tenéis un nuevo dato revelador». La investigadora se refiere a la estación Virgo, que permitirá explorar un mayor número de eventos gravitacionales y, con la ayuda de las dos estaciones de Ligo en EE.UU y otras estaciones que se construirán en varios lugares del mundo, permitirá localizar de un modo más preciso las deformaciones del espacio-tiempo.
Una nueva ventana, por tanto, que se abre al universo. Ventana que podrá abrirse aún más gracias a la búsqueda en el espacio. Battiston presentó su ponencia de manera teatral, con una simulación informática del agujero negro Gargantua, conocido para muchos por la película Interstellar. «Viajando al agujero negro a un tercio de la velocidad de la luz, vemos esta increíble distorsión de la luz de las estrellas y de las nebulosas que están detrás del agujero negro. ¡No es ciencia ficción!». De hecho, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha llegado a “ver” cómo la luz emitida por un satélite se plegaba por la presencia del sol.
El presidente de la ASI habló después de las ondas gravitacionales, sobre todo en relación al proyecto Lisa. «Hemos visto esta red de interferómetros con brazos de 3-4 km, impresionante ya de por sí, pero en el espacio se pueden ver cosas increíbles. El interferómetro podría contar con varios millones de kilómetros de dimensión. ¡Una cifra de vértigo! Eso permitiría “oír” frecuencias bajísimas. Como si el sonido de Ligo fuera un violín y el de Lisa, un contrabajo. Para escuchar a la orquesta del universo gravitacional necesitamos todas las frecuencias».
Al final, Bersanelli aludió al bagaje más humano de los dos investigadores. «Pensando en vuestra experiencia personal y profesional, ¿qué ha alimentado y alimenta hoy esta pasión vuestra?». «Me inspira la herencia de Leonardo da Vinci, su figura me ha motivado muchos años. Al dejar Italia me daba miedo lo desconocido, pero las ganas de conocer y descubrir siempre me han acompañado», respondió Cadonati. Por su parte, Battiston añadió: «Stay hungry -citando a Steve Jobs-, la tensión es positiva, ella os sostiene y con tenacidad y un buen maestro se pueden obtener resultados óptimos».
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