Durante la misa solemne de Todos los Santos, el cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia, inauguró y bendijo el ambón que el escultor japonés de la Sagrada Familia, Etsuro Sotoo, ha realizado para el altar del Duomo florentino, dando vida así a un proyecto que se remonta al inicio de la construcción del templo y que nunca se había terminado de completar. De hecho, la intención de crear estructuras específicas para proclamar la Palabra de Dios en el espacio litúrgico data del 22 de septiembre de 1366, cuando los constructores de la obra deliberaban así: «Que delante de cada una de las cuatro columnas se coloque un púlpito hermoso y honorable».
Por tanto, lo que Sotoo ha realizado es un espacio que ya estaba previsto y que hoy destaca de un modo significativo, pues el rostro sobre el que se lee el Evangelio nos llama a escuchar y a mirar. Un rostro de mármol, puro, blanco, imponente, que recuerda el valor central de la Palabra de Dios, una palabra que indica Su presencia y Su obra hoy.
La inauguración fue un momento de intensa conmoción. Durante la homilía, Betori quiso destacar la importancia de esta escultura: no un simple accesorio decorativo sino la representación de la fisicidad de la Palabra, que se imprime en el mármol y le da forma, porque su proclamación vibra dentro del contexto vivo de la comunidad cristiana.
El ambón de Florencia es digno de la tradición artística florentina, interpretada de una forma nueva y original. Lo que ha llamado la atención de todos es que la escultura de Sotoo está viva, invita a escuchar ahora, en el momento presente. Este es el signo de su originalidad: imprimir en el mármol el soplo vital del Evangelio.
Gianni, Abbiategrasso
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