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Asombrarse de lo sencillo

María Serrano
25/08/2015

"Hoy vamos a hablar del misterio más grande de la naturaleza: el hombre. El hombre es el único capaz de vivir en la realidad con una conciencia sobre la misma, y relacionarse con ella a través del signo que más la diferencia: el lenguaje". Con estas palabras ha introducido Marco Bersanelli, profesor de Astrofísica en la Universidad Degli Studi de Milán, el encuentro "Asombrarse de lo sencillo: el lenguaje del hombre y el límite de la comprensión", que ha contado con la presencia del lingüista y filósofo Noam Chomsky y de su alumno y "discípulo", el neurolingüista Andrea Moro. Bersanelli ha planteado dos preguntas a los ponentes: qué se esconde tras el lenguaje y si la ciencia cuenta con un método adecuado para comprender su capacidad.

En sus estudios, Moro se esforzó por alejarse de "la contaminación ideológica presente en la ciencia", que afirma que la tecnología de la información permite la comprensión completa, de forma que el hombre queda sustituido por la máquina. "Hemos creído que la naturaleza del lenguaje era cultural, sin embargo la neurociencia demuestra la superación de esta postura. Y esto ha sido gracias a Chomsky, que ha reunido tres factores básicos para construir su teoría: la complejidad de la gramática, los puntos en común presentes en todos los idiomas y la rapidez con la que se aprende un idioma –que siempre es la misma, sin importar de qué idioma se trate–". Así, según Moro, que fue alumno del americano en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Boston, descubrieron cómo los idiomas no son infinitamente variables.

El sonido del pensamiento
A través de la explicación de una serie de experimentos, el neurolingüista ha explicado cómo se llegó a la conclusión de que el lenguaje depende del cerebro –del área de Broca– y, por tanto, cómo surgió la pregunta de si la gramática no podría depender también de él. "Realicé un experimento en el que creé diversas gramáticas falsas, y junto a otras verdaderas, estudié las reacciones cerebrales del sujeto. ¡Y descubrí que el cerebro distingue entre gramáticas posibles e imposibles! Esto demuestra que las reglas gramaticales no son arbitrarias, no son softwares neutrales instalados en hardwares neutrales". Tras este avance científico, sus investigaciones continuaron tratando de explicar cómo se comunican las neuronas del lenguaje. "Ya sabemos dónde se produce el lenguaje, pero ¿de qué está hecho? En el exterior, de ondas de sonido; en el interior, de ondas eléctricas. ¿Qué relación hay entre las dos ondas?". La respuesta le vino a Andrea Moro leyendo a San Agustín, que dice sobre San Ambrosio: "Cuando él leía, recorrían las páginas los ojos y el corazón profundizaba el sentido, pero la voz y la lengua descansaban". "La clave está en la conjunción adversativa: 'leía PERO la voz descansaba'. Esto hoy se llama endofasia, ¡la sorpresa del silencio! ¿Qué pasa cuando se habla sin emitir voz? ¿Qué sucede en la corteza cerebral? ¿Cuál es el sonido del pensamiento? Hicimos varios experimentos y concluimos que es el mismo. ¡El lenguaje se produce aunque no lo emitamos! Ahora nos toca decidir, con responsabilidad, qué avances queremos hacer con este descubrimiento", finalizó Moro.

Noam Chomsky, una de las grandes figuras de esta edición del Meeting de Rímini, ha ofrecido sin embargo una ponencia mucho más científica, ahondando en teorías y corrientes lingüistas, aunque hay que destacar en primer lugar que "el interés por el lenguaje se comprende porque es la característica más propiamente humana, lo que nos diferencia del resto de criaturas". Para explicarlo, ha hecho un recorrido histórico por los grandes teóricos: desde Paterson hasta Galileo –"quien quedó asombrado por la invención maravillosa del lenguaje, una herramienta que con pocos sonidos compone palabras que describen todo lo que somos y los movimientos de nuestra alma"–, pasando por Descartes –"el lenguaje es un signo del dualismo cuerpo-alma"–, Newton, Hume o Locke. "El lenguaje prevé un uso infinito de medios finitos. De ahí nace la fascinación humana por este incesante producir expresiones nuevas que expresan sus emociones y pensamientos, una forma libre y creativa de crear palabras y ordenarlas con este fin", ha explicado Chomsky, que sin embargo admite que sigue siendo "un gran misterio" esta "producción libre y creativa": "Sabemos lo que hacen las marionetas y cómo funcionan los hilos, pero no lo que sucede en la mente de los marionetistas".

"Tenemos una limitación cognitiva, lo que Hume llamó 'los últimos secretos que deben volver a la oscuridad' pues no pueden comprenderse. Esta verificación de la limitación de la comprensión humana se achaca al misticismo; sin embargo, el verdadero misticismo es creer que nuestra capacidad de comprender es ilimitada", ha declarado Chomsky, que ha tratado de explicar que la propiedad general del lenguaje no es el orden, sino la estructura. "El lenguaje, antes que un medio de comunicación, es un medio de pensamiento, y para realizarse, activarse, necesita una relación, una educación. Sin embargo, este 'uso libre y creativo' sigue siendo un misterio. Y este límite no es una frustración, sino una constatación racional de nuestra imposibilidad para comprender el total de la realidad. Pero esto nos permite realizar un recorrido y que sigamos buscando el significado de las cosas y su belleza", ha concluido Marco Bersanelli.

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