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Metropolita Antonij. Esa misteriosa unidad con don Giussani

Francesco Braschi
25/08/2015 - Il Sussidiario

"La iniciativa de Cristo se identifica con aquéllos que Él escoge y aferra": esta constante verdad del cristianismo -que tan a menudo don Giussani repitió- es como la clave sintética de la exposición que lleva por título 'Para mí vivir es Cristo', dedicada a la figura y obra del Metropolita Antonij di Suroz, obispo de la Iglesia Ortodoxa rusa (1914-2003), cuya presencia atravesó todo el siglo pasado.

Ciertamente, él fue elegido y aferrado por Cristo. Proveniente de una familia de diplomáticos rusos que fueron sorprendidos por la Revolución de Octubre y se convirtieron en refugiados, sin la posibilidad de volver a su patria, completó su educación en París, compartiendo la situación de dificultad e incertidumbre de los emigrantes rusos, bandidos y repudiados por el nuevo poder bolchevique. Al principio no se inclinaba demasiado a la práctica religiosa; sin embargo, a los catorce años vivió una experiencia de encuentro con Cristo que marcó definitivamente su vida y su fe, coincidiendo exactamente con su sentirse "aferrado". La elección de Dios por él se concretó a través de la vocación monástica (mientras ejercía la profesión de médico) y, más tarde, a través de la llamada a ser sacerdote y mudarse a Londres para ocuparse de la comunidad ortodoxa rusa local de la emigración, que le llegó mediante las palabras del padre Lev Gillet. Empezaba así un período en que el ser elegido "para el bien de los otros" asumía, cada vez más, un significado totalizante para su vida, hasta el punto de llegar a dedicarse por completo a una misión que tenía como método constante el del encuentro y la transmisión de la fe por la palabra/narración de la fe, que no tomaba nunca tonos abstractos o puramente didascálicos, sino que siempre consistía en una apertura de la propia experiencia y la disponibilidad a compartir la propia relación con Cristo.

Pero el Metropolita Antonij no es el único que ha sido aferrado por la iniciativa de Cristo. La muestra que presenta el Meeting (que desea favorecer el encuentro con esta figura impresionante y a la vez -paradójicamente- tan viva y cercana a nosotros) nace como consecuencia de otras iniciativas del Misterio.
Sobre todo, aquélla que tiene como destinatario al inspirador de esta exposición, el físico y profesor de filosofía ucraniano Aleksander Filonenko, presente también en otras ediciones del Meeting. Como él mismo cuenta, cuando aún era un físico nuclear y buscaba alguien que le ayudase en su búsqueda de la fe, un amigo le hizo escuchar un casette que contenía una predicación de Antonij durante uno de sus viajes por Rusia, durante la época comunista. Escuchándola, Filonenko tuvo la certeza de recibir, a través de él, la respuesta que Cristo mismo daba a su pregunta por la verdad y la felicidad. Pero esta respuesta se precisó, años después, a través del encuentro con amigos crecidos en la escuela de don Giussani, que le hicieron descubrir una correspondencia increíble e inimaginable con su propio camino; con, además, un factor que se revelaría como decisivo: el hecho de que don Giussani -cuya experiencia de fe era tan cercana a la del Metropolita Antonij que a menudo hace imposible distinguir cuál de los dos es el autor de uno de los textos que éste último ha dejado- haya generado un pueblo, una experiencia de Iglesia que testimonia el permanecer de la iniciativa de Cristo.

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Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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