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Péguy. Historia de un alma carnal

Carmen Giussani
24/08/2014

El Meeting de Rímini dedica una muestra al escritor francés Charles Péguy, con el título "Historia de un alma carnal. A los cien años de su muerte". Flora Crescini, una de los cuatro comisarios de la exposición, ha realizado la entrevista a Alain Finkielkraut que cierra el recorrido de la muestra.
Finkielkraut es ciertamente uno de los pensadores más destacados –y más libre– del panorama cultural francés y europeo. En 1991, a raíz de la publicación de su libro Péguy. Le Mécontemporain (Gallimard), en una famosa entrevista prometió que "sacaría a Péguy del gueto". Así lo está haciendo.
En esta ocasión, preguntado por el acontecimiento como la categoría central del pensamiento de Péguy, Finkielkraut explica: "No me gustaría que los acontecimientos se convirtieran en una suerte de 'valor'. Para Péguy el evento no es un valor; más bien él se opone a esto. Péguy se muestra hostil a cualquier filosofía de la historia, a cualquier idea de que, con la filosofía, se pueda controlar, dominar los acontecimientos".
Luego, añade: "El acontecimiento, en cambio, es la irreductibilidad del ser al concepto, el hecho de que la historia no se deja llevar a golpes de ideas", no se deja encasillar en nuestros esquemas.
En este sentido Péguy non da el coraje de resistir a la ideología, al prevalecer de los discursos sobre el peso del presente. He aquí sus palabras: "Mi punto de partida es uno sólo y sencillísimo: el respeto absoluto por la realidad. Por eso me da pena cuando la gente intenta meter cualquier hecho en sus casillas cerradas y prefabricadas. ¡Infeliz aquel que en vida, al menos una vez, no ha puesto todo en discusión por un amor, por una amistad, por una caridad!".

¿Qué nos ha entregado genialmente Péguy? Si quisiéramos arriesgar un juicio, a modo de relámpago que ilumine su vida y su obra, bien podríamos decir que Péguy nos entrega el testimonio de que "el problema temporal estriba totalmente en ganar (lo cual no es ciertamente lo esencial) en oficio, si es posible, sin perder en asombro y novedad; sin perder esta flor que es el asombro, si es posible; en fin, sin perder un átomo de asombro".

La historia del alma carnal de Charles Péguy nos muestra que la naturaleza y la gracia se necesitan recíprocamente para mantener viva esta flor del asombro. Otro buen motivo para visitar la exposición de Rímini y conocer más de cerca a Péguy.

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