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Todas las razones de Ratzinger

Roberto Fontolan
03/02/2014
Papa Benedicto XVI y Giorgio Napolitano.
Papa Benedicto XVI y Giorgio Napolitano.

Con una intensidad de reflexiones que es verdaderamente difícil poder escuchar y gustar, se presentó en Roma el libro La legge di re Salomone. Diritto e ragione in Benedetto XVI (La ley del rey Salomón. Derecho y razón en Benedicto XVI), editado en Italia por Rizzoli y dedicado a cinco grandes discursos del Papa emérito sobre los temas de la polis

El volumen ofrece un enfoque inédito y valiente, subrayaron los ponentes, de los famosos discursos de Ratisbona (2006), la ONU (2008), Colegio de los Bernardinos en París (2008), Westminster Hall en Londres (2010) y el Reichstag de Berlín (2011). Inédito porque los coordinadores del libro, Marta Cartabia y Andrea Simoncini, han propuesto a diez constitucionalistas y expertos de todo el mundo, de orientaciones distintas, que comentaran el pensamiento ratzingeriano. Valiente porque el objetivo es que la fe (“purificada por la razón”, según la rigurosa concepción de Ratzinger-Benedicto) pueda ofrecer una contribución significativa y decisiva a la creación del espacio público, a la política por tanto. En el prólogo, el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, afirma tener «la convicción de que se debe reconocer laicamente la dimensión social y pública del hecho religioso». El propio presidente quiso acoger, de hecho, la presentación de este libro en la Biblioteca del Quirinale, corazón intelectual del gran palacio presidencial.
Intervinieron monseñor Georg Ganswein, secretario del Papa emérito; y el presidente del Tribunal Constitucional, Francesco D’Agostino; moderados por el vaticanista Andrea Tornielli. En la sala, además de los autores y algunos de los expertos que han participado en el libro (Giuliano Amato, Wael Farouq), se dan cita una multitud de magistrados y estudiosos del derecho, así como periodistas, y también está presente el cardenal Bertone.


Se ha hablado mucho de la “doctrina Ratzinger”, y en particular del concepto de “razón abierta”, que no sólo ofrece sino que verdaderamente garantiza para todos la posibilidad de encuentro, juicio y edificación de la política. Causa cierto efecto escucharlo de boca de los defensores de la laicidad del derecho. Una laicidad que el profesor D’Agostino reivindicó para el propio Ratzinger, subrayando la emblemática ausencia en el título del libro de las palabras “fe” o “religión”: el Papa emérito se convierte así en valiente defensor de la razón, a pesar de todas las etiquetas que le acompañaron durante su época como Prefecto de la Doctrina de la Fe.
Agudas observaciones las de Francesco Viola, para quien la razón abierta lucha contra los ídolos, cualquiera de ellos, en especial los ídolos dominantes en nuestros días: el cientificismo y el subjetivismo. También intervino con fuerza Gaetano Silvestri, cuando a propósito del libro se adentró en los meandros de la dialéctica legalidad-legitimidad (el hecho de que una norma sea legal no significa que sea legítima) y en la identificación de la escala de valores sobre la que se construye el derecho, que no se puede fundar a sí mismo.
Monseñor Ganswein puso sobre la mesa la noción del derecho natural con una limpidez digna del hombre del que tan cerca estuvo y está. Y cuyo pensamiento constituye un patrimonio que perdurará mucho tiempo.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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