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«Con los ojos de los apóstoles. Una presencia que cautiva la vida»

Redacción
25/08/2011

José Miguel García, profesor de Exégesis del Nuevo Testamento en la Universidad de San Dámaso de Madrid, presentó ayer esta exposición, que reconstruye el recorrido que un grupo de judíos de Cafarnaúm hizo desde su primer encuentro con Jesús de Nazaret hasta el reconocimiento de fe que les hizo llegar a dar la vida por Él.
Valiéndose de los conocimientos fundamentales fruto de las excavaciones arqueológicas realizadas en el último siglo por los padres franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y por el estudio exegético de los Evangelios, la exposición intenta ayudar a superar dudas sobre el cristianismo.
En la primera parte, se describe la localización y se presenta una breve historia de Cafarnaúm. Los visitantes pueden ensimismarse con la vida cotidiana de los vecinos de aquel pueblo, gracias a los objetos, reconstrucciones y paneles que permiten mirar y conocer la vida normal de la época: los trabajos más comunes, el tipo de vivienda, la religión, la tradición, los usos y costumbres…
En la segunda parte, el testimonio de los Evangelios muestra cómo la tranquila vida de Cafarnaúm, en torno al año 30, se ve profundamente sacudida por un episodio aparentemente banal: el encuentro de dos vecinos del pueblo, Juan y Andrés, con un judío de Nazaret llamado Jesús, y la posterior decisión de este último de trasladarse a Cafarnaúm. Ninguno de los habitantes podrá evitar relacionarse con este nuevo e inesperado invitado. Pero Jesús atrae también a gente de fuera, de modo que Cafarnaúm se convierte en un lugar al que acuden extranjeros y desconocidos, turbando así la vida cotidiana de esta región.
A continuación, la atención se centra en la experiencia personal de unos cuantos hombres que Jesús elige como discípulos suyos. Su unidad nace de su seguimiento, porque será la persona misma de Jesús la que determine todos los aspectos de sus vidas. Se describe el camino de la certeza que hacen estos discípulos. Estando con aquella presencia excepcional (que se manifestaba tanto en sus milagros como en su modo de enseñar y actuar), su vida se hará más intensa y verdadera.
Nace el cristianismo: una Presencia que cumple la vida. La convivencia cotidiana, una correspondencia cada vez mayor, genera en ellos la certeza de su adhesión afectiva.
En la última parte, los descubrimientos arqueológicos hallados en Cafarnaúm muestran cómo la vida en la ciudad sigue siendo distinta y está marcada por Jesús, incluso después de su muerte. Sus discípulos siguen viviendo juntos, unidos por Su Memoria y por Su continua, afirmada y reconocida Presencia. La casa donde vivió Jesús se convierte desde el principio en un lugar de veneración, para llegar a ser después una iglesia. Extranjeros y desconocidos siguen acudiendo a la ciudad como peregrinos para rezar en aquellos lugares.

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