Cinco días de encuentros, cuatro exposiciones, tres espectáculos... Quince mil personas han cruzado las puertas del BergamoIncontra (Encuentro Bergamo) del 29 de septiembre al 3 de octubre, en la plaza de la Celadina de Bergamo. Un evento promovido por la Asociación BergamoIncontra y la Asociación San Agustín, que este año ha celebrado su tercera edición. Para Michele Campiotti, responsable diocesano de CL, “el balance es excelente”. Más que por los números, que este año se han duplicado, por lo que ha significado: “Ha sido la posibilidad de expresar públicamente lo que somos”.
Ha sido especialmente evidente en uno de los encuentros centrales. El viernes por la tarde se presentaba el libro de don Giussani El yo renace en un encuentro, cuyo título coincidía con el lema de esta edición. En el escenario, Campiotti y monseñor Francesco Beschi, obispo de Bergamo, que subrayó ante un centenar de personas hasta qué punto para Giussani era decisiva la fe en Cristo. “Una cuestión que, en él, va unida a la centralidad del hombre”. No del hombre en general, sino del yo. Con gran sencillez, el obispo se midió con el texto y admitió que no lo había entendido todo, pero no por eso se ha quedado atrás. “Porque la mía es la aproximación de un buscador”. Mostrando su total cercanía, aceptó la invitación para presidir la misa del domingo.
La apertura ha caracterizado el encuentro con varias realidades eclesiales. Como el movimiento de los Focolares, con quien el viernes se organizó un testimonio sobre la beata Chiara Luce Badano, la joven de 18 años que murió en 1990 a causa de un tumor. “Vinieron 200 jóvenes focolares, y muchos volvieron los días siguientes. Estaban impactados; les dijimos que el BergamoIncontra también era suyo”. O la comunidad del Patronato San Vicente, cuyo superior Davide Rota intervino el jueves con Giancarlo Cesana sobre “Jóvenes y adultos: ¿cómo hacerse hombres?”. Ambos pusieron en juego su propia historia y su experiencia para llegar a la misma conclusión: vivimos una emergencia educativa apasionante. “Los padres titubean”, afirmó Rota. “Quieren que a sus hijos no les falte nada, pero no les hacen una propuesta”. El domingo resonaban los ecos de estas palabras en el encuentro con el profesor y escritor Alessandro D’Avenia: “Los chicos necesitan ayuda para ser ellos mismos, para encontrar su identidad, por esta razón entro en clase cada día”.
Ha sido una ocasión para descubrir las raíces de un pueblo, unido a su tradición pero cada vez más incapaz de dar razones de su fe. “Es el caso de la exposición sobre Nicolò Rezzara, que el siglo pasado contribuyó a la creación de El Eco di Bergamo y el Credito Bergamasco”, explica Campiotti. “Un cristiano apasionado que muy pocos conocen”.
Y de un encuentro, nace otro encuentro. Así fue como el alcalde de Bergamo, Franco Tentorio, protagonista de un debate sobre “La política y el bien común” junto a Ettore Pirovano, presidente de la Provincia de Bergamo, llegó el pasado verano a visitar el Meeting de Rimini. “Después de haber visto la pasada edición del BergamoIncontra, quería buscar su origen”. Había que ver el salto que dio cuando los chicos del Meeting Point de Kampala empezaron a entonar los cantos alpinos de su tierra... Mientras Enrico Craighero, que el sábado contó su experiencia con sus dos hijos con discapacidad, nunca habría imaginado que se haría amigo de Carlo Castagna, que en ese mismo encuentro narró la masacre de Erba, en la que perdió a su mujer, a su hija y a su nieto. Dos hombres unidos por una experiencia: renacer en el dolor. Tanto que Craighero, al terminar, le pidió a Castagna su número de teléfono: “Tenemos que volver a vernos”. El propio Castagna ha enviado un mail de agradecimiento a los organizadores del BergamoIncontra: “por la sensibilidad y la amistad que he encontrado”.
¿Y el año que viene? Un único programa, anuncia Campiotti: “Volver a proponer el BergamoIncontra para seguir conociéndonos a nosotros mismos”.
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