Hecho de palma, soledad de huerta
afirmada por tapia y cerradura,
amaneció la Flor de la criatura
¡qué mucho virginal! ¡qué nada tuerta!
Ventana para el Sol ¡qué solo! abierta:
sin alterar la vidriera pura,
la Luz pasó el umbral de la clausura
y no forzó ni el sello ni la puerta.
Justo, anillo su vientre de lo Justo,
quedó, como antes, vírgen retraimiento,
abultándole Dios seno y ombligo.
No se abrió para abrirse: dio en un susto
(nueve meses sustento del Sustento)
honor al barro y a la paja trigo.
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