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¿Cómo queremos educar?

Ángel Misut
06/09/2016

Esta pregunta ha sido la provocación de la edición 2016 del encuentro “¿Podemos educar hoy?” que anualmente convoca un grupo de asociaciones españolas e italianas, implicadas en iniciativas de ayuda al estudio para jóvenes y conscientes de la necesidad de compartir experiencias que permitan profundizar en el trabajo con niños y jóvenes con dificultad en la escuela.

En esta ocasión, medio centenar de personas se dio cita el sábado 3 de septiembre en las instalaciones de la Fundación Acogida en Madrid, para desgranar un programa de nueve intervenciones y varias actividades complementarias encaminadas a potenciar la pasión por la belleza que este encuentro viene acreditando desde sus inicios.

«¿Cómo no sentirse conmovido ante esto y tener cada vez más ganas de seguir?», nos dice Puri rematando una breve y bella intervención en la que nos ha contado la vida de Raúl, un niño de diez años que se viene abajo ante la pérdida de su madre y la caída en el alcohol de su padre. La escuela pierde todo el atractivo para este pequeño y, tras repetir curso, su situación escolar va camino del abismo. Puri lo recoge en su Taller de Lectura y comienza a trabajar. El chico no solo florece y supera el curso, sino que también se trae a una vecina de su misma edad, que aún no ha conseguido aprender a leer.

Esther cuenta también la experiencia con varios chicos que acuden al centro socioeducativo que dirige. María, Samuel, son nombres que se vuelven familiares para los que escuchamos. Esther describe experiencias de trabajo con ellos, ofreciendo como corolario una frase que le lanzó un voluntario del centro: «Tu despacho es especial y tú no eres consciente; es el hogar de todos». «Me acosté dando gracias a Dios», concluye Esther, «porque todo lo ha hecho Él».

Gianni Matteucci es un educador de la cooperativa Domus Coop en Forlì (Italia), que se ocupa de ayudar a los chicos en el estudio. A través de una demoledora intervención, Gianni nos va relatando pequeños milagros que ha visto suceder durante sus veinte años de actividad. Una experiencia que le podría llevar a pensar que es un experto y que cuenta con los recursos necesarios para encontrar la solución idónea a la necesidad de cada chico. Pero Gianni no deja pasar un solo segundo sin salirse de esta pretensión. «Me equivoco cuando pienso esto, he entendido que la experiencia y las competencias adquiridas sirven, pero no son suficientes, se me pide más, se me pide ponerme en juego con toda mi humanidad en cada instante y mirar al otro como a un tesoro precioso. Para ver los tesoros se necesitan ojos que los sepan mirar, que los quieran buscar y que esperen encontrarlos. Es una cuestión de mirada».

Griselda arranca su intervención describiendo una situación personal con tintes de tragedia. «Me encontraba con un niño de 11 años y embarazada de 4 meses. Estaba sola, con problemas de salud, sin dinero, sin comida, viviendo en una habitación que no sabía cómo iba a pagar. Me sentía perdida y estaba sumida en una profunda depresión, pues no sabía qué hacer ni adónde ir». Después irá contando su relación con el CEPI de Tetuán. Describirá cómo las personas que ha encontrado allí se han convertido en “sus muletas” para ayudarle a caminar de nuevo. Griselda se emociona al describir el apoyo escolar que encuentra su hijo en los programas educativos del CEPI. «Es vital para una familia contar con el apoyo escolar para sus hijos, más aún si atraviesa una situación difícil, porque una persona preocupada y ansiosa puede verse incapaz de contribuir con el avance académico de sus hijos». Finaliza con palabras de profundo y sincero agradecimiento hacia todo lo que han hecho por ella, resumiéndolo en un «sentí que me salvaron la vida».

Son tres pequeñas muestras de una larga relación de intervenciones que merecerían ser también reseñadas, pero que harían este texto demasiado extenso, por lo que me limitaré a citar a sus autores: Silvia Girardi de L'Approdo Coop Sociale (Chioggia); Ana Salas y Stefano Motta de Schole (Fuenlabrada); Magdalena Villalonga de Inca (Baleares) y Nicola Curro de Hic et Nunc (SICILIA).
El encuentro finalizó con una vibrante asamblea (guiada por Belén Cabello, de la Fundación Acogida, y Enrico Tiozzo del CdS de Ferrara), que se centró sobre la pretensión del educador sobre el educando y la necesidad de ser libres en la acción.

Dos constantes han estado presente en todas las intervenciones. Por una parte la verificación de una propuesta que cada uno de los intervinientes ha recibido en algún momento de su vida, a través de un rostro humano perfectamente identificable, y por otra la constatación de cómo estas actividades son la expresión de la misericordia de Dios hacia nosotros, y hacia los destinatarios de nuestras actividades a través de nosotros.

Don Guissani dice que «la verificación se ejerce siempre sobre el propio pasado: tras algún tiempo de seguimiento caemos en la cuenta de que hemos cambiado, que se nos ha dado algo más» (El rostro del hombre). El pasado sábado, en Madrid, escuchamos esto de nueve amigos, cómo su vida ha sido cambiada.

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