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Lo más incidente

Mª Carmen Carrón
24/05/2016

«No hay nada más incidente que el hecho de que lo que ha sucedido hoy aquí se pueda ver públicamente». Así terminaba Ignacio Carbajosa la asamblea de Arcyp (Asociación para la Renovación Cultural y Pedagógica) celebrada el sábado pasado en Madrid.
Padres y profesores de distintos centros públicos y concertados se daban cita en el colegio Newman para profundizar el contenido del texto de Julián Carrón "Enseñar hoy: nuevos contextos nuevos desafíos".

Nacho comenzaba reconociendo que leer el texto ha sido muy interesante para él y pide a los asistentes que documenten con experiencias los cuatro puntos de dicho texto.

Varios padres, profesores y catequistas expresan de primera mano la veracidad del juicio que hace Julián Carrón en el texto acerca de la dramática situación en que se encuentran los chicos de hoy, usando el dato de que a los adultos les resulta tan difícil afrontarla que pareciere que la única opción es pensar en la jubilación para los profesores o en no volver a dar catequesis para los catequistas.

Pero dado que estamos juntos para ayudarnos acompañar esta herida que tienen los chicos, algunos profesores ponen delante el propio límite y el desafío que éste conlleva: la ansiedad por el rendimiento académico, el dolor por la incomprensión o el agotamiento ante el hecho de que los chicos no te siguen.

En primer lugar, Nacho reconoce que estos datos en los chicos son, desde hace un tiempo, normales; pero que los adultos acepten el desafío y lo miren a la cara sin esconderlo, esto ya hoy supone una novedad.

Una profesora cuenta cómo el desafío es enorme pero ella no quiere renunciar. Cita a María Zambrano: «cuando entro en clase hay un instante en que tengo que tenerme presente a mí misma». Esta profesora dice que también quiere tenerse presente a sí misma con todo lo que le ha sucedido: fundamentalmente el haber sido abrazada; y es este abrazo lo que le lleva a poder mirar a sus alumnos reconociendo que están llamados a lo mismo que ella. Por otro lado, ve el bien que estos alumnos son para ella porque le permiten ser consciente de quién es.

Nacho se hace eco de esta intervención reseñando cuatro aspectos: primero, que el desafío lo tenemos delante. Segundo, que el instante en que nos tenemos presentes a nosotros mismos no coincide con el de entrar en clase sino cuando desayunamos, es decir, cuando empezamos el día, el camino. En tercer lugar, que las miradas que nos lanzan los alumnos son como una interrogación sobre este dato inicial. Y por último, la fundamental importancia de un profesor que pone en su materia toda la pasión porque es la condición de posibilidad de que los alumnos se vean arrastrados a aprender.

A partir de aquí comienza una serie de intervenciones de profesores que documentan que implicarse con los alumnos en clase, incluso en las situaciones más difíciles, es posible; más aún, «¡es ir a una fiesta!», dice uno de ellos. Y cuando esto sucede, aunque uno evidencie sus límites, los chicos te dan crédito y te perdonan. Porque lo que ese profesor sabe tiene una profundidad de significado.

Se pone de manifiesto, por tanto, que todas las dificultades no pueden impedir el inicio de otra cosa: por ejemplo, el adulto, al conmoverse por los alumnos cuando los ve llegar, comunica el modo con el que se relaciona con la realidad. O la unidad de juicio entre la dirección y los profesores de un centro es lo que hace explícita la hipótesis de trabajo para alumnos y padres y permite verdaderamente educar.

Los padres han tenido también su aportación a través del testimonio de uno de ellos que manifestando el interés que tiene por la educación de su hija, se conmueve por un profesor que produce un cambio en ella. Cuando dicho profesor se queda en el paro, este padre le ayuda encontrar un trabajo; y el profesor sorprendido le pregunta: «y tú, ¿por qué me ayudas?». «Porque lo que lo que es bueno para mi hija es bueno para el mundo». El valor que un padre ve en un profesor así nos hace conscientes de nuestro valor.

Todos los asistentes perciben en las palabras finales de Nacho una correspondencia con el agradecimiento y la conmoción que experimentan: «en este mundo, frente al problema educativo, no veo yo cosa más incidente como el hecho de que esta asamblea sea pública, que existan profesores que puedan afrontar entrar en clase como entráis vosotros. No veo para nuestro país y para nuestra sociedad nada más útil que poder poner delante de los demás la experiencia educativa que nosotros hacemos».

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Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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