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Perspectivas en acto de justicia reparativa

26/08/2017

El Meeting de Rímini ha querido dar continuidad a uno de los temas centrales de la edición pasada, la justicia reparativa, con un encuentro en el que han participado Marta Cartabia, vicepresidenta del Tribunal Constitucional italiano, la notaria y mediadora española Carmen Velasco, el periodista y escritor Francesco Occhetta y Valdeci Antônio Ferreira, misionero laico comboniano, director general de la FBAC (Fraternidade Brasileira de Assistência aos Condenados).

«¿Qué significa hacer justicia?», ha preguntado Cartabia para empezar. Partiendo del mito griego de Orestes, la jurista ha ilustrado el recorrido humano que ha llevado hasta nuestra concepción de la justicia, garantizada por el juicio imparcial de un tercer sujeto. «Pero incluso en este ámbito hay algo que queda incompleto. La exigencia de un punto de verdad nuevo nos lleva directamente al tema de hoy».

Velasco contó al público la experiencia profesional que ha empezado a vivir en los últimos años. «En calidad de mediadora en la solución de conflictos, me he topado con la vida de mucha gente que, con grandes dificultades para mantener en regla sus compromisos financieros adquiridos con los bancos, venían a buscarme avergonzados. Para mí ha supuesto cambiar mi forma de trabajar». De ahí ha derivado un “método” que parte de mirar sobre todo a la persona y su necesidad. Y como consecuencia, la búsqueda de soluciones nuevas, con cuotas graduales y proporcionadas a los ingresos de la familia o no obligatorias y alquileres mínimos. «Soluciones en las que se han visto implicados tanto los bancos como el ayuntamiento de Madrid».

Occhetta realizó una reflexión sobre la diferencia entre justicia retributiva y reparativa. «La segunda no significa ser permisivos, en absoluto. Se trata de un camino muy arduo y arriesgado, pero sin duda posible». Allí donde la propuesta está en marcha, la reducción de la reincidencia es evidente. La justicia reparativa encuentra su fundamento en la tradición bíblica. «En la relación entre el hombre y Dios, siempre hay un espacio para el reconocimiento del error. En el perdón de Dios, esencia de su bondad, siempre hay un volver a empezar de una forma distinta». Lo que en Europa es una recomendación desde finales de 1999, empieza a encontrar experiencias en acto.

Ferreira ha vuelto a contar en el Meeting su experiencia con las APAC, un modelo de cárceles sin barreras ni guardias, donde se toca con los dedos cómo el cuidado y el respeto a la dignidad de la persona pueden superar todo tipo de resistencia y barrera, incluso con presos con penas graves. «Amor, confianza y disciplina son los principios que regulan la vida en nuestras cárceles, que presentan unas tasas de reincidencia notablemente reducidas».

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