«Este es uno de los temas cruciales de Goethe: tienes que volver a conquistar lo que crees que ya tienes. Cualquier padre debería desear esto en la relación con su hijo». Son palabras de Eraldo Affinati, escritor, educador, fundador de una obra presente en toda Italia, la escuela Penny Whirton, que enseña italiano a los extranjeros, durante la presentación de la XXXVIII edición del Meeting por la amistad entre los pueblos, que tuvo lugar el 22 de junio en la Pinacoteca del Tesoriere de Roma. Un lugar repleto de elementos del pasado, con multitud de retratos de caballeros, santos, profetas de la tradición bíblica, que asoman en todas las salas desde el fondo oscuro de sus telas del siglo XVII, como invitando a retomar un diálogo demasiadas veces interrumpido. O nunca comenzado, o (peor aún) relegado a los pupitres escolares porque se percibe como inútil, no lo suficientemente influyente o fértil para que algo cambie en el presente.
El lema de la edición 2017 del Meeting está tomado del Fausto de Goethe: «Lo que heredaste de tus padres, vuelve a ganártelo para que sea tuyo». Hay mucho, muchísimo, que volver a ganar, empezó diciendo Emilia Guarnieri al presentar a los otros dos ponentes, el ministro italiano de Exteriores, Angelino Alfano, y el padre Antonio Spadaro, director de la revista más antigua en lengua italiana, La Civiltà Cattolica. Para empezar, qué significa realmente ser padres, y qué significa realmente ser hijos. Son muchas las cosas esenciales que conocemos por experiencia pero que parecen haberse perdido por el camino, señaló la presidenta del Meeting, como un interés auténtico por los jóvenes, por su trabajo, o una dimensión europea real, una cierta idea de construcción común.
«Me viene a la mente Primo Levi y su libro Los hundidos y los salvados», afirma Affinati. «Durante años he sufrido porque me faltaban las palabras y me he reencontrado conmigo mismo gracias a la literatura. El lugar donde uno madura es la lengua, la casa donde se alberga nuestro pensamiento. Una escritura sin vida está vacía, pero una vida sin lengua es solo un grumo homogéneo. Don Lorenzo Milani, a quien el Papa Francisco rindió homenaje yendo a rezar a su tumba, nos dejó un estilo, una forma de ser. ¿Quiénes son hoy los chicos de Barbiana? Son muchos los discapacitados espirituales que necesitan una lengua ortopédica para recomponer sus fracturas. Hay que hacer un gran trabajo humano, no podemos delegarlo todo en la política».
Educar no significa querer “domar” al otro, subraya el padre Spadaro, citando uno de los muchos llamamientos lanzados por Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires y como Papa, a profesores y formadores. Resulta significativo que un tercio de los textos de Francisco se centre precisamente en el tema de la educación. «La manera de volverse a ganar la herencia recibida por nuestros padres es la libertad, nada puede darse por descontado en el paso entre generaciones. Lo que recibo es mío si pasa a través de mi libertad. Y donde hay libertad, hay inquietud. Nada es mío si no pasa por el filtro de mi inquietud personal. Si esto no sucede, mi vida se convierte en un taller de restauración o un laboratorio de utopías».
Al Papa, continúa el director de La Civiltà Cattolica, le gusta la postura existencial de Agustín. Por este motivo, la herencia que se transmite de padre a hijo es una herencia de inquietudes que la historia ha ido plasmando y modelando en la vida de los pueblos. «Sorprendentemente, para el Papa Francisco los padres, los “ancianos”, son aquellos que sueñan», apuntó Spadaro. «En cambio, los jóvenes son los que tienen visiones. Para Bergoglio, en esta cadena de sueños y visiones, si los padres son incapaces de narrar sus sueños no permitirán que las jóvenes generaciones tengan sus visiones, hagan sus proyectos, y entonces el futuro les generará inseguridad, desconfianza, miedo». Desafiemos a los jóvenes, insiste Francisco; y no dejemos que la vertiginosa experiencia de la libertad la reciban de otros, de modo que se contenten con sucedáneos de pésima calidad o adrenalina fácil. El auténtico “vino denominación de origen” nace de un verdadero diálogo con Dios.
Luego, el ministro Alfano quiso recordar “su” Lampedusa, una isla a la que amó durante su adolescencia, cuando era sinónimo de vacaciones y playas blancas, convertida en un nuevo Checkpoint Charlie en el siglo XXI. «En Rímini, junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, he querido abordar el tema de la seguridad. Hasta ahora, Italia ha sido un país seguro. Hemos demostrado que se puede conjugar la solidaridad con la seguridad en un mundo donde conviene recordar que el riesgo cero no existe».
«Este Meeting también quiere ser una apuesta», concluyó Emilia Guarnieri. «Una apuesta por el hecho de que la conciencia de la identidad nos abre al otro, a nuevos desafíos, a cuestiones dramáticas que tenemos delante, al trabajo, al reto de las nuevas tecnologías, a la justicia, a la educación, a la inmigración, a la convivencia civil, al drama de los países más pobres, al vacío existencial que genera la violencia, a la libertad religiosa y civil que falta en tantos países, a las guerras. No hablaremos de todo, pero este es el horizonte que queremos lleva en nuestros corazones».
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