Coincidiendo con la cumbre de Ventotene, también en el Meeting se habla de Europa. Roberto Fontolan, director del Centro Internacional de Comunión y Liberación, moderó un diálogo con Enzo Moavero, profesor de Derecho de la Unión Europea, y Joseph Weiler, presidente del Instituto Universitario Europeo.
Fontolan abre con la pregunta: «en plena crisis de los refugiados, ¿para qué sirve Europa hoy, si los países miembros no son capaces de adecuarse a los principios de los padres fundadores, y se limitan a la aplicación eventual de reglamentos? ¿Es suficiente esta Europa?». Weiler responde primero resaltando que la percepción del problema migratorio esconde una evidente miopía. «Los europeos, y no los gobiernos de los Estados miembros, no ven que la crisis demográfica en la que se encuentran necesita de los inmigrantes si quiere imaginar un futuro dentro de un estado social como el que tienen hoy». Para Moavero, que se mostró de acuerdo con Weiler, la UE «se ha quedado sola para afrontar el problema y faltan instrumentos normativos suficientes para hacerlo». Ciertamente podría superar tal necesidad, pero en la política de los líderes europeos actuales falta la previsión de los padres fundadores.
El segundo tema propuesto por Fontolan es una interpretación del Brexit: «¿Los ingleses han dicho no a demasiada o a demasiado poca Europa? ¿Y por qué la generación de los adultos no está convencida de esta Europa? ¿Qué consecuencia tendrá todo esto en el continente?». Para Moavero, los ingleses, con de todas sus contradicciones y la poca claridad de intenciones, realmente han decidido salir de Europa. Pero esto se llevará a cabo solo a través de negociaciones que se realizarán en el marco de cuatro o cinco años. Es más inmediato otro problema que se deja entrever: la grieta generacional expresada en la manifestación del remain entre los jóvenes, aunque esto tiene un aspecto positivo, el de una persona europea que se está formando gracias al plan Erasmus y a las redes sociales. Para Weiler, el referéndum sobre el Brexit es consecuencia, en parte, de la falta de conciencia que ha habido en Europa tras el referéndum en Francia y Holanda sobre la Constitución. «No bastan la paz y el bienestar; es indispensable que se cree una comunidad de destino», continúa Weiler, llevando la reflexión a la necesidad de poner en práctica los valores compartidos hasta identificar una modalidad europea precisa para afrontar problemas.
Sobre este punto, Fontolan pidió a los ponentes que identificaran los “ladrillos” de la identidad europea. «La herencia helenística y judeo-cristiana», responde Weiler, a lo cual Moavero añade «toda la latina de la Roma imperial, la inteligencia de la ingeniería y el Derecho».
El último tema propuesto por Fontolan lleva a los ponentes a reflexionar sobre los Millennians: «¿Qué Europa veis en los jóvenes?». Para Moavero son más “europeos” que las generaciones precedentes, pero tienen miedo. «Seguridad, trabajo y ahorro son los problemas que afligen a esta generación». «A los jóvenes les digo que heredan un mundo donde la libertad económica y los derechos fundamentales están garantizados -concluye Weiler, y les pregunta- ¿qué queréis hacer?».
Fontolan cerró el diálogo citando un pasaje de la entrevista a Julián Carrón: «si ha sido posible reconstruir después de la Segunda Guerra Mundial, ¿por qué no debería ser posible hoy?».
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